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“Es clave valorar el rol de nuestra universidad en la sociedad mendocina”

La afirmación pertenece a la Dra. Silvia Quiroga, docente del Departamento de Geografía, coordinadora del CETEM (Centro de Estudios Territoriales y Estratégicos para el MERCOSUR) y responsable ejecutiva del proyecto “Construyendo una universidad sostenible y resiliente. Aplicación del Índice de Seguridad de Infraestructura Universitaria (ISIU) en la Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo”. La investigadora se refirió a los avances del mismo en una reunión que tuvo lugar el jueves 7 de diciembre, en el Aula C-8 de la FFyL de la UNCUYO.

17 de diciembre de 2023 Fuente: Prof. Mgtr. Claudia Valpreda, Dra. Silvia Quiroga e Ing. Carlos Arturo García Ocampo.
imagen "Es clave valorar el rol de nuestra universidad en la sociedad mendocina"

El 7 de diciembre pasado se expusieron los avances del proyecto “Construyendo una Universidad Sostenible y Resiliente. Índice de Seguridad de Infraestructura Universitaria (ISIU)”. El objetivo del mismo es efectuar un aporte sólido al conocimiento del riesgo en las instalaciones dependientes de la UNCUYO, en el campus de la Ciudad de Mendoza e identificar las principales amenazas recurrentes, las poblaciones más vulnerables e instalaciones vitales relacionadas con su funcionamiento. Asimismo, se tiene como finalidad conocer las fortalezas y debilidades del marco normativo y la capacidad de organización, previsión y mejora de las condiciones de seguridad de cada una de las facultades, comenzando por la FFyL, a modo de caso piloto.

Estuvieron presentes en la reunión el decano y la vicedecana de la Facultad de Filosofía y Letras, Dr. Víctor Gustavo Zonana y Mgtr. Viviana Ceverino, quienes saludaron y dieron la bienvenida a investigadores, docentes y participantes del evento. También participó del encuentro la Secretaria de Vinculación, Prof. Mgtr. Edda Claudia Valpreda, quien destacó el trabajo que, desde Seguridad e Higiene, por ejemplo, “nos proveyeron de todos los planos de la FFyL en formato digital, lo cual constituye un gran avance para el relevamiento de la ubicación de las áreas críticas”. Fue un trabajo arduo, partiendo desde la identificación de los actores involucrados, cada uno en su función. La tarea de la próxima etapa será establecer nexos para que el proyecto comience a dar sus primeros frutos”.

Fuente: Prof. Mgtr. Claudia Valpreda, Dra. Silvia Quiroga e Ing. Carlos Arturo García Ocampo.

Víctor Manuel García Lemus y el compromiso social de las instituciones

A través de un breve video, el Dr. Víctor Manuel García Lemus, Presidente de la Red de Universidades de América Latina y El Caribe para la Reducción del Riesgo de Desastres, expresó la importancia de la responsabilidad social de las instituciones de educación superior en la reducción de riesgos de desastres. Destacó el valor de hacer contribuciones a la adaptación al cambio climático. Se refirió también al “Marco de Sendai” (NdR: El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 fue el primer acuerdo principal de la agenda de desarrollo de Naciones Unidas, posterior a 2015 y ofrece a los Estados miembros una serie de acciones concretas que se pueden tomar para proteger los beneficios del desarrollo contra el riesgo de desastres).  Explicó que este marco involucra “dos tipos de actores fundamentales: los públicos y los pertinentes. Dentro de estos últimos, hay cuatro: las sociedades civiles, el sector académico, el privado y el de la comunicación. Como sector académico, tenemos un rol específico en el Marco de Sendai. Los actores no estatales desempeñan un papel importante, como facilitadores del apoyo de los estados a nivel mundial, a través de su compromiso y buena voluntad y recursos necesarios para general ciencia y tecnología. El sector académico y las redes científicas deben enfocarse en los actores y factores hipotéticos de riesgos de desastres, incluidos los riesgos emergentes a mediano y largo plazo. Deben aumentar la investigación para la aplicación regional, nacional y local, apoyar las iniciativas de las comunidades y autoridades locales y respaldar la interacción entre las políticas y la ciencia para la toma de decisiones”.

Luego, añadió que este compromiso social es clave “porque garantiza la continuidad del proceso educativo, nos permite realizar las actividades productivas educativas en un ambiente seguro, reduce los costos de daños, pérdidas, seguros, demandas y otros gastos compensatorios cuando sucede un desastre dentro de la institución. También es una estrategia de sensibilización de la educación de toda la población: trabajadores docentes, estudiantes y visitantes. Esto nos lleva a generar una imagen institucional de responsabilidad hacia nuestros usuarios y nos hace atractivos a la inversión y cooperación como institución sostenible y resiliente. Asimismo, nos permite concentrarnos en otras inversiones que faciliten la conversión de una institución en sostenible y resiliente. Podemos enseñar con el ejemplo y consolidar una cultura de seguridad resiliente entre la población universitaria. También nos transforma en agentes de cambio social”.

García Lemus agregó que, como instituciones “constituimos un laboratorio interactivo que puede ayudar al desarrollo de la ciencia y la tecnología de las universidades, innovando en técnicas constructivas, con el desarrollo de nuevos materiales en el caso de las carreras de esa especialidad. También se facilitan los procesos de acreditación e internacionalización de las universidades sostenibles y resilientes. Para esto se implementó la “Campaña de universidades sostenibles y resilientes” que tiene dos fases: la primera, desde octubre de 2016 a diciembre de 2017 y la segunda desde enero 2018 a diciembre de 2019. En esta campaña, se implementaron 28 actividades. El ISIU -Índice de Seguridad de Infraestructura Universitaria- es el que queremos certificar para la UNCUYO”.

“Este proyecto surgió de manera coordinada con universidades de toda la región, considerando que cada universidad tiene un territorio definido, donde las autoridades externas incluso no ingresan. Cada institución tiene una gran población. Hay edificaciones complejas e históricas, equipos de gran valor científico, sustancias biológicas peligrosas, muestras, colecciones de alto valor cultural, instalaciones deportivas, eventos académicos masivos, población flotante de visitantes, clientes de la universidad, vehículos de los trabajadores y usuarios varios. El entorno universitario puede provocar riesgos para la institución. Hay empresas universitarias, por ejemplo, con sistemas de transportes internos. El propósito es proteger este gran capital universitario, se ha trabajado en el ISIU, a través de un proceso que se llevó adelante en toda la región. El Índice contiene formularios que nuclean la información sobre el sitio de emplazamiento y la evaluación de la seguridad estructural (50%), la no estructural (30%) y la funcional (20%)”, indicó García Lemus.

Luis Carlos García Medina y el papel activo de las universidades en la reducción del riesgo de desastres

Posteriormente, el Ing. Luis Carlos García Medina de Colombia y Director Ejecutivo de la Red Universitaria de las Américas y el Caribe para la Reducción de Riesgos de Desastres (REDULAC/RRD), agradeció los esfuerzos de la UNCUYO por el trabajo en el proyecto e hizo una breve síntesis del desarrollo de la red. En su mensaje sostuvo: “representamos la academia, a las universidades, tenemos un papel activo, importante en la reducción del riesgo de desastres, fundamentalmente en el conocimiento y comprensión de los riesgos”.

Alejandro Ceresa: la comprensión del riesgo y la importancia de las alianzas

Luego, y ya presencialmente, el Ing. Alejandro Ceresa, Coordinador del Área de Sostenibilidad del Rectorado de la UNCuyo se refirió al Plan de Sostenibilidad de la institución para el período 2022-2026: “Trabajamos con las unidades académicas identificando su situación, midiendo variables, conformando equipos de sostenibilidad para gestionar los edificios, el campus y dos áreas muy importantes: docencia, investigación y extensión”.

Y agregó que “también merece nuestra atención la comunicación: si no comunicamos, no existimos. Hemos evaluado las unidades de Derecho, Ciencias Económicas, Ciencias Aplicadas a la Industria, Artes y Filosofía. Son claves la innovación y el desempeño científico en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La articulación entre sectores sostiene esos objetivos”.

“Hay escenarios de riesgo diversos en esta región, derivados de amenazas como los terremotos, viento zonda, procesos contaminantes, que generan eventos que involucran la intervención de organizaciones vecinales y Defensa Civil (DC). Es importante tomar conciencia de que hay bases científicas para las decisiones de DC y que son fundamentales las alianzas del sistema de gobernanzas para que las sociedades puedan soportar los desastres, mitigar el daño y recuperarse para posibilitar un nuevo estado operativo. Y las universidades, en un marco de desastre, exceden su función educativa para reconfigurarse como posibles centros de operaciones”, expresó Ceresa.

 

Carlos Arturo García Ocampo y la implementación del ISIU en la región

A su turno, habló el Ing. Carlos Arturo García Ocampo, de la Universidad del Quindío, Colombia. Como Asesor internacional en materia de Reducción del Riesgo de Desastres en el ámbito universitario, aludió a los aportes de la Campaña Universidades Sostenibles y Resilientes e Implementación del ISIU en América Latina y El Caribe: “Somos una organización con presencia en 18 países de la región de las Américas y el Caribe, donde se incluyen 100 instituciones de las que la UNCUYO forma parte. La Dra. Silvia Quiroga es fundadora y presidente del Capítulo Argentina, además de coordinadora regional del Cono Sur”.

“Somos parte del grupo asesor de Ciencia y Tecnología de Naciones Unidas y trabajamos en la incorporación de la academia y en la discusión permanente de estos procesos para sumar las universidades, para recuperar el valor del saber ancestral, sistematizándolo y retomándolo para enriquecer el conocimiento sobre riesgo”, explicó García Ocampo.

El asesor subrayó que “somos una zona del mundo muy vulnerable. Los fenómenos naturales se han visto exacerbados por el cambio climático. En los últimos 30 años han tenido efectos significativos en la región y se han incrementado. Es importante invertir en las universidades para generar conocimiento de los riesgos. Si comprendo el riesgo, puedo gestionarlo”.

“Las funciones de la universidad son: generar conocimiento, difundir la cultura del mismo, resguardar y ser su depositaria y contribuir a la solución de problemas. En el marco del riesgo, debe garantizar la salvaguarda del personal hacia el interior de la institución, visitantes, estudiantes y comunidad del entorno y debe proteger el patrimonio y fortalecer, por un lado, la capacidad de tomadores de decisiones para reducir el riesgo de desastres y, por otro lado, la resiliencia, ante el desastre”.

“El ISIU se determina a través de formularios con información general de edificación, el sitio de emplazamiento, como inspección preliminar. Después, está el formulario con la aplicación de esa lista de chequeo, que analiza las instalaciones en términos de seguridad. La seguridad estructural comprende 18 ítems, la no estructural, 93 y la funcional 41 ítems”, precisó García Ocampo.

“Aquí tiembla mucho, a veces de manera imperceptible. Existen sismos destructores que tienen historia en la región. Se hace una adecuada caracterización para lograr un indicador de seguridad estructural, calificando de una forma muy adecuada los ítems asociados a ella”.

“En cuanto a la seguridad funcional, se vincula con las capacidades de una institución para responder ante una emergencia: implementación de comités de emergencia, planes de respuesta, protocolos de mantenimiento, disponibilidad de kits, capacidad instalada, botiquines, etc., que en los papeles muchas veces existe, pero en la emergencia concretas, no se aplican”, sentenció García Ocampo.

Y para terminar, señaló que “si bien hay brigadas de emergencia, muchas veces se hacen simulacros para sismos, pero no para incendios, inundaciones u otros eventos. Hay que mirar, a la luz de la norma, si las señalizaciones están bien colocadas, si el tamaño de la cartelería es el adecuado, si hay una normativa nacional al respecto".

Silvia Quiroga: la FFyL y el punto de partida

La Dra. Silvia Quiroga, afirmó que “hemos conocido que en la FFyL hay actores muy importantes, experimentados, que ya vienen trabajando en este tema. No estamos partiendo de cero, ni desde las autoridades, ni desde el personal de maestranza o administrativo, ni desde los y las docentes, ni mucho menos desde los/as investigadores/as. Esta excelente noticia nos anima en este frondoso camino. Entonces ya podemos emprender el viaje”.

“Nuestra intención es sumarnos a esta campaña mundial, poco desarrollada en Argentina. De hecho, seríamos la primera universidad en Mendoza que inicia este camino. Estamos en la instancia previa, de la preparación, habiendo chequeado muchos de los elementos por los que el ISIU pregunta. A partir de reuniones sucesivas virtuales, presenciales, consultas, recorridos, entrevistas, con gente que acompañó el proceso, sabemos que tenemos el material, sabemos quién lo tiene y sabemos también a quién preguntar sobre la historia del edificio. Por ello, podemos decir que estamos en el momento en que podemos trabajar con los formularios del ISIU y designar los indicadores  para cada uno de las variables y criterios a analizar. En esta exposición vamos a comentar los adelantos experimentados con cada uno de estos componentes, importantes en la identidad de nuestra facultad”.

La investigadora de la UNCUYO sostuvo que “para que cada cosa ocurra,   alguien debe estar detrás de ella, haciendo el esfuerzo, dando su tiempo”. Es importante reconocer el importante trabajo que asumió el Dr. Raúl Mikkan en el estudio del sitio del campus universitario. Con él, hemos estado trabajando en el sitio, contextualizando su análisis no sólo en la ciudad universitaria, sino que considerando un entorno más amplio que tome en cuenta principales unidades de relieve, las divisorias de aguas, las cuencas hidrográficas superficiales, las pendientes, los procesos geomorfológicos, la vegetación, entre otros aspectos clave. Con este enfoque se incluyen cuencas importantes como las de El Challao y el Divisadero Largo. Ese análisis nos brinda mayor nitidez para entender el campus y sus zonas aledañas o periféricas, de tal modo de poner a disposición un documento que pueda servir también a otras facultades, instalaciones y dependencias de la UNCuyo en el departamento Capital. Ello permite que, si en otro momento otras facultades o dependencias de la UNCuyo deciden aplicar el ISIU, ya van a tener el capítulo de sitio resuelto con gran solidez. Luego dependerá de cada facultad o dependencia sumar los aspectos o características particulares de sus condiciones de sitio”.

"En el caso de la FFyL, se dicta la carrera de Geografía, cuyos especialistas cuentan con importantes capacidades y estudios científicos que pueden enriquecer y profundizar este análisis".

"Además, como antecedente, es importante destacar que este proyecto está sustentado en las líneas de investigación, docencia y transferencia desarrolladas desde hace más de dos décadas por el Centro de Estrategias Territoriales para el Mercosur (CETEM) perteneciente al Instituto de Geografía y por los proyectos desarrollados en la Cátedra Análisis y Gestión del Riesgo de Desastres de la Carrera de Geógrafo, Departamento de Geografía, de esta Facultad. Sin lugar a dudas, en su surgimiento, ha sido de vital importancia el interés y el apoyo constante de la Coordinación del Área de Sostenibilidad de la FFyL, conformada por el Vicedecanato y la Secretaría de Vinculación".

"Con ello, se puede decir que esta iniciativa constituye un aporte institucional de la FFyL al Plan de Gestión de la Sostenibilidad 2022-2026 propuesto por el Rectorado de la UNCuyo, bajo la coordinación del Área de Sostenibilidad", precisó Quiroga.

Asimismo, la docente añadió que "como fruto de los primeros avances y colaboraciones, se están materializando acuerdos entre facultades de la UNCuyo, como también, entre la UNCuyo y otras universidades de la región".

 

Reuniones y trabajo interdisciplinario: los componentes

La docente también afirmó que “hemos organizado reuniones de trabajo virtuales con ingenieros que han incorporado sus conocimientos, para comprender la dimensión de la tarea que nos compete. El componente estructural, que evalúa el tema edilicio, necesitó de los aportes de la Facultad de Ingeniería, con la cual hicimos un nexo a través de la Arq. Mariana Sammartino, compañera del equipo de investigación. Allí comenzaron a construirse estas redes colaborativas. Hemos recibido, además, asesoramiento logístico, institucional y financiero por parte del Rectorado. No se trata de llenar planillas, sino de generar ideas y oportunidades de colaboración. Esto es lo más valioso: el surgimiento de vínculos que enriquecen el trabajo. Ojalá que los resultados que se obtengan de estas mediciones tengan buenas repercusiones a futuro y larga vida útil”.

En cuanto al componente estructural, explicó que “nuestro edificio tiene excelentes condiciones de mantenimiento, de acuerdo a las primeras apreciaciones”.

El componente no estructural es sumamente desafiante, estará a cargo de la Arq. Sammartino. Este componente implica un gran volumen de información, que responde a 93 ítems. Cada pregunta evalúa un aspecto, en esta enorme edificación, que cuenta con módulos de diferentes edades y tipologías constructivas. Este es un componente muy dinámico, porque puede incluir improvisaciones o cambios no planificados: un cableado, por ejemplo, que se coloca en forma provisoria, puede quedar en esa condición durante largo tiempo y afectar de alguna manera las condiciones de seguridad. Escaleras, rampas, plafones que sobresalen o cuelgan, tabiques que cambian de lugar, son elementos importantes que requieren de un relevamiento detallado, mantenimiento y control".

El componente funcional se fue develando de a poco, como quien arma un rompecabezas. Fuimos construyendo un panorama bastante completo y descubriendo un mapa de actores que en la FFyL ha ido trabajando variados temas, con calidad, desde hace años. Hay personas que han sostenido y desarrollado un trabajo silencioso: listas de matafuegos, compras, equipos, procesos de mantenimiento y control de elementos de seguridad. Además, hemos conocido a través del Personal de Maestranza, unos detalles importantes que tienen relación directa con la calidad de nuestras instalaciones. Hay mucha labor en esta Facultad y eso es un orgullo”.

 

Conclusiones del proceso en la FFyL

En cuanto a algunas reflexiones del trabajo realizado, la investigadora expresó que “el ISIU, herramienta construida con el apoyo de Naciones Unidas, se puede aplicar en nuestra Facultad y Universidad. Los ajustes más importantes surgen del sitio: reconocemos que estamos en una zona árida y que a muchos de los ítems que evalúen el sitio les vamos a adaptar su contenido incorporando criterios propios de nuestras condiciones de territorio en aridez”.

“También hay que analizar las cuestiones legislativas nacionales, provinciales, municipales e incluso de política universitaria que se vinculen con el lugar en que esa universidad se asienta. Puede tratarse de normas nacionales, incluidas las normas propias de la UNCuyo, como también normas provinciales, municipales que aplican en el sitio del campus universitario. Algunas de ellas, vinculadas al ordenamiento territorial, la gestión ambiental, los códigos constructivos, entre otras, son muy importantes de considerar. Esa adecuación de normativas nos obliga a personalizar el ISIU, para medir con exactitud las condiciones de la UNCuyo. Vivimos en un país federal, donde cada provincia dicta sus normas y cada municipio tiene autonomía. La FFyL tiene instalaciones en Ciudad de Mendoza y también, por ejemplo, en San Rafael, Gral. Alvear y otros municipios mendocinos, que cuentan con normativas específicas. La evaluación respeta la identidad territorial según qué conjunto, qué campus o edificaciones evaluamos”.

La docente subrayó también que “ha habido un encuentro de miradas muy enriquecedor: el paso de conocer el riesgo a comprenderlo es muy importante. Es cuando los actores advierten problemas de impacto que se acumulan y se pueden agravar en diferentes hipótesis de riesgo, crisis o desastre. Tomar conciencia, por ejemplo, que existe Comité de Emergencia cuyos integrantes se jubilaron o egresaron y que, si bien existe en la norma, no funciona en la realidad".

"El ISIU permite realizar ajustes reales de la vida universitaria, aspectos rápidamente mejorables, que hay que sistematizar, normativizar, hacerlos parte de la cotidianeidad de la Facultad, para que cuando surja un problema extraordinario, contemos con los elementos para protegernos, responder y recuperarnos".

"Hay ciudades y municipios en la región de América Latina y el Caribe que, como saben, están en muy alto riesgo y que tienen contratados seguros por destrucción de las grandes infraestructuras vitales en sus territorios. Así, si se daña un hospital, se tiene el recurso asegurado para el reemplazo financiero de lo que se ha destruido”.

“Nosotros podemos prever que, si se rompe un caño maestro de agua, por ejemplo, podemos utilizar una fuente alternativa para superar dicha contingencia, de manera organizada. Se trata de una mirada prospectiva y planificada que se puede pensar y desarrollar en el tiempo. Sin embargo, marca una diferencia gigante: pequeñas cosas que nos pueden salvar o mejorar la vida”.

 

El rol de la universidad y el caso de la Universidad de Louisiana (LSU)

La Dra. Silvia Quiroga sostuvo, asimismo, que “es clave valorar el rol de nuestra universidad en la sociedad mendocina. En el caso de Filosofía intentamos contagiar a otras facultades y universidades para que se sumen a este esfuerzo. Es importante dimensionar el valor que tiene la universidad como ejemplo para el Gran Mendoza. Tenemos que pensar que si ocurre un incidente grave o un desastre, nuestra universidad puede ser ocupar un lugar muy destacado en el servicio a la comunidad mendocina, por ejemplo, poniendo a disposición algunas de sus instalaciones para las instituciones y personas que más lo necesiten. Traigo como ejemplo el caso de la Universidad de Louisiana, en Nueva Orleans, EEUU: en el año 2005, se inundó la ciudad de Nueva Orleans por efecto del huracán Katrina, que rompió una presa, aguas arriba de la misma. Nueva Orleans está en una depresión y rodeada de cuerpos de agua, por lo que todos los días se bombea el agua de la ciudad para que no se inunde. La rotura de la presa provocó graves inundaciones en la ciudad que está bajo el nivel del Mar Caribe y en cuyo borde se ubica el Rio Mississippi. Cuando se produjo el problema con la presa, se activaron sistemas de evacuación, se cambiaron los sentidos de las autopistas y en pocas horas se evacuó la ciudad. Sin embargo, quedó desprotegida la población de a pie: los homeless, los jóvenes de intercambio, los turistas, los ancianos e indigentes. En ese punto, la universidad fue clave: en coordinación con el gobierno local, se abrió el duomo, el estadio donde se juega futbol americano y en el que son locales los “Tigers” de Louisiana. Ese estadio está en alto y en el centro de la ciudad. La gente se refugió allí masivamente y se salvaron miles de vidas. Ese ejemplo extremo y conmovedor nos da una idea del rol que podría llegar a cumplir el conjunto de nuestras instalaciones, con sus espacios verdes y parques, puestas al servicio de Mendoza ante una crisis grave. Debemos reflexionar sobre ese rol de la universidad para atender a la sociedad, lo cual es muy motivador”.

Para finalizar, la coordinadora del CETEM expresó que “estamos en este camino de discusión, rescatando historias y verdades, comenzando a diseñar el sendero hacia una universidad sostenible y resiliente, tanto en momentos de normalidad, como en el caso de crisis, emergencias y desastres”.

 

 

 

 

imagen Informe de avances del proyecto “Construyendo una universidad sostenible y resiliente. Aplicación del Índice de Seguridad de Infraestructura Universitaria (ISIU) en la Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo”.

Informe de avances del proyecto “Construyendo una universidad sostenible y resiliente. Aplicación del Índice de Seguridad de Infraestructura Universitaria (ISIU) en la Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo”.

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Informe de avances del proyecto “Construyendo una universidad sostenible y resiliente. Aplicación del Índice de Seguridad de Infraestructura Universitaria (ISIU) en la Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo”.

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Informe de avances del proyecto “Construyendo una universidad sostenible y resiliente. Aplicación del Índice de Seguridad de Infraestructura Universitaria (ISIU) en la Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo”.

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