Silvia Quiroga: la FFyL y el punto de partida
La Dra. Silvia Quiroga, afirmó que “hemos conocido que en la FFyL hay actores muy importantes, experimentados, que ya vienen trabajando en este tema. No estamos partiendo de cero, ni desde las autoridades, ni desde el personal de maestranza o administrativo, ni desde los y las docentes, ni mucho menos desde los/as investigadores/as. Esta excelente noticia nos anima en este frondoso camino. Entonces ya podemos emprender el viaje”.
“Nuestra intención es sumarnos a esta campaña mundial, poco desarrollada en Argentina. De hecho, seríamos la primera universidad en Mendoza que inicia este camino. Estamos en la instancia previa, de la preparación, habiendo chequeado muchos de los elementos por los que el ISIU pregunta. A partir de reuniones sucesivas virtuales, presenciales, consultas, recorridos, entrevistas, con gente que acompañó el proceso, sabemos que tenemos el material, sabemos quién lo tiene y sabemos también a quién preguntar sobre la historia del edificio. Por ello, podemos decir que estamos en el momento en que podemos trabajar con los formularios del ISIU y designar los indicadores para cada uno de las variables y criterios a analizar. En esta exposición vamos a comentar los adelantos experimentados con cada uno de estos componentes, importantes en la identidad de nuestra facultad”.
La investigadora de la UNCUYO sostuvo que “para que cada cosa ocurra, alguien debe estar detrás de ella, haciendo el esfuerzo, dando su tiempo”. Es importante reconocer el importante trabajo que asumió el Dr. Raúl Mikkan en el estudio del sitio del campus universitario. Con él, hemos estado trabajando en el sitio, contextualizando su análisis no sólo en la ciudad universitaria, sino que considerando un entorno más amplio que tome en cuenta principales unidades de relieve, las divisorias de aguas, las cuencas hidrográficas superficiales, las pendientes, los procesos geomorfológicos, la vegetación, entre otros aspectos clave. Con este enfoque se incluyen cuencas importantes como las de El Challao y el Divisadero Largo. Ese análisis nos brinda mayor nitidez para entender el campus y sus zonas aledañas o periféricas, de tal modo de poner a disposición un documento que pueda servir también a otras facultades, instalaciones y dependencias de la UNCuyo en el departamento Capital. Ello permite que, si en otro momento otras facultades o dependencias de la UNCuyo deciden aplicar el ISIU, ya van a tener el capítulo de sitio resuelto con gran solidez. Luego dependerá de cada facultad o dependencia sumar los aspectos o características particulares de sus condiciones de sitio”.
"En el caso de la FFyL, se dicta la carrera de Geografía, cuyos especialistas cuentan con importantes capacidades y estudios científicos que pueden enriquecer y profundizar este análisis".
"Además, como antecedente, es importante destacar que este proyecto está sustentado en las líneas de investigación, docencia y transferencia desarrolladas desde hace más de dos décadas por el Centro de Estrategias Territoriales para el Mercosur (CETEM) perteneciente al Instituto de Geografía y por los proyectos desarrollados en la Cátedra Análisis y Gestión del Riesgo de Desastres de la Carrera de Geógrafo, Departamento de Geografía, de esta Facultad. Sin lugar a dudas, en su surgimiento, ha sido de vital importancia el interés y el apoyo constante de la Coordinación del Área de Sostenibilidad de la FFyL, conformada por el Vicedecanato y la Secretaría de Vinculación".
"Con ello, se puede decir que esta iniciativa constituye un aporte institucional de la FFyL al Plan de Gestión de la Sostenibilidad 2022-2026 propuesto por el Rectorado de la UNCuyo, bajo la coordinación del Área de Sostenibilidad", precisó Quiroga.
Asimismo, la docente añadió que "como fruto de los primeros avances y colaboraciones, se están materializando acuerdos entre facultades de la UNCuyo, como también, entre la UNCuyo y otras universidades de la región".
Reuniones y trabajo interdisciplinario: los componentes
La docente también afirmó que “hemos organizado reuniones de trabajo virtuales con ingenieros que han incorporado sus conocimientos, para comprender la dimensión de la tarea que nos compete. El componente estructural, que evalúa el tema edilicio, necesitó de los aportes de la Facultad de Ingeniería, con la cual hicimos un nexo a través de la Arq. Mariana Sammartino, compañera del equipo de investigación. Allí comenzaron a construirse estas redes colaborativas. Hemos recibido, además, asesoramiento logístico, institucional y financiero por parte del Rectorado. No se trata de llenar planillas, sino de generar ideas y oportunidades de colaboración. Esto es lo más valioso: el surgimiento de vínculos que enriquecen el trabajo. Ojalá que los resultados que se obtengan de estas mediciones tengan buenas repercusiones a futuro y larga vida útil”.
En cuanto al componente estructural, explicó que “nuestro edificio tiene excelentes condiciones de mantenimiento, de acuerdo a las primeras apreciaciones”.
“El componente no estructural es sumamente desafiante, estará a cargo de la Arq. Sammartino. Este componente implica un gran volumen de información, que responde a 93 ítems. Cada pregunta evalúa un aspecto, en esta enorme edificación, que cuenta con módulos de diferentes edades y tipologías constructivas. Este es un componente muy dinámico, porque puede incluir improvisaciones o cambios no planificados: un cableado, por ejemplo, que se coloca en forma provisoria, puede quedar en esa condición durante largo tiempo y afectar de alguna manera las condiciones de seguridad. Escaleras, rampas, plafones que sobresalen o cuelgan, tabiques que cambian de lugar, son elementos importantes que requieren de un relevamiento detallado, mantenimiento y control".
“El componente funcional se fue develando de a poco, como quien arma un rompecabezas. Fuimos construyendo un panorama bastante completo y descubriendo un mapa de actores que en la FFyL ha ido trabajando variados temas, con calidad, desde hace años. Hay personas que han sostenido y desarrollado un trabajo silencioso: listas de matafuegos, compras, equipos, procesos de mantenimiento y control de elementos de seguridad. Además, hemos conocido a través del Personal de Maestranza, unos detalles importantes que tienen relación directa con la calidad de nuestras instalaciones. Hay mucha labor en esta Facultad y eso es un orgullo”.
Conclusiones del proceso en la FFyL
En cuanto a algunas reflexiones del trabajo realizado, la investigadora expresó que “el ISIU, herramienta construida con el apoyo de Naciones Unidas, se puede aplicar en nuestra Facultad y Universidad. Los ajustes más importantes surgen del sitio: reconocemos que estamos en una zona árida y que a muchos de los ítems que evalúen el sitio les vamos a adaptar su contenido incorporando criterios propios de nuestras condiciones de territorio en aridez”.
“También hay que analizar las cuestiones legislativas nacionales, provinciales, municipales e incluso de política universitaria que se vinculen con el lugar en que esa universidad se asienta. Puede tratarse de normas nacionales, incluidas las normas propias de la UNCuyo, como también normas provinciales, municipales que aplican en el sitio del campus universitario. Algunas de ellas, vinculadas al ordenamiento territorial, la gestión ambiental, los códigos constructivos, entre otras, son muy importantes de considerar. Esa adecuación de normativas nos obliga a personalizar el ISIU, para medir con exactitud las condiciones de la UNCuyo. Vivimos en un país federal, donde cada provincia dicta sus normas y cada municipio tiene autonomía. La FFyL tiene instalaciones en Ciudad de Mendoza y también, por ejemplo, en San Rafael, Gral. Alvear y otros municipios mendocinos, que cuentan con normativas específicas. La evaluación respeta la identidad territorial según qué conjunto, qué campus o edificaciones evaluamos”.
La docente subrayó también que “ha habido un encuentro de miradas muy enriquecedor: el paso de conocer el riesgo a comprenderlo es muy importante. Es cuando los actores advierten problemas de impacto que se acumulan y se pueden agravar en diferentes hipótesis de riesgo, crisis o desastre. Tomar conciencia, por ejemplo, que existe Comité de Emergencia cuyos integrantes se jubilaron o egresaron y que, si bien existe en la norma, no funciona en la realidad".
"El ISIU permite realizar ajustes reales de la vida universitaria, aspectos rápidamente mejorables, que hay que sistematizar, normativizar, hacerlos parte de la cotidianeidad de la Facultad, para que cuando surja un problema extraordinario, contemos con los elementos para protegernos, responder y recuperarnos".
"Hay ciudades y municipios en la región de América Latina y el Caribe que, como saben, están en muy alto riesgo y que tienen contratados seguros por destrucción de las grandes infraestructuras vitales en sus territorios. Así, si se daña un hospital, se tiene el recurso asegurado para el reemplazo financiero de lo que se ha destruido”.
“Nosotros podemos prever que, si se rompe un caño maestro de agua, por ejemplo, podemos utilizar una fuente alternativa para superar dicha contingencia, de manera organizada. Se trata de una mirada prospectiva y planificada que se puede pensar y desarrollar en el tiempo. Sin embargo, marca una diferencia gigante: pequeñas cosas que nos pueden salvar o mejorar la vida”.
El rol de la universidad y el caso de la Universidad de Louisiana (LSU)
La Dra. Silvia Quiroga sostuvo, asimismo, que “es clave valorar el rol de nuestra universidad en la sociedad mendocina. En el caso de Filosofía intentamos contagiar a otras facultades y universidades para que se sumen a este esfuerzo. Es importante dimensionar el valor que tiene la universidad como ejemplo para el Gran Mendoza. Tenemos que pensar que si ocurre un incidente grave o un desastre, nuestra universidad puede ser ocupar un lugar muy destacado en el servicio a la comunidad mendocina, por ejemplo, poniendo a disposición algunas de sus instalaciones para las instituciones y personas que más lo necesiten. Traigo como ejemplo el caso de la Universidad de Louisiana, en Nueva Orleans, EEUU: en el año 2005, se inundó la ciudad de Nueva Orleans por efecto del huracán Katrina, que rompió una presa, aguas arriba de la misma. Nueva Orleans está en una depresión y rodeada de cuerpos de agua, por lo que todos los días se bombea el agua de la ciudad para que no se inunde. La rotura de la presa provocó graves inundaciones en la ciudad que está bajo el nivel del Mar Caribe y en cuyo borde se ubica el Rio Mississippi. Cuando se produjo el problema con la presa, se activaron sistemas de evacuación, se cambiaron los sentidos de las autopistas y en pocas horas se evacuó la ciudad. Sin embargo, quedó desprotegida la población de a pie: los homeless, los jóvenes de intercambio, los turistas, los ancianos e indigentes. En ese punto, la universidad fue clave: en coordinación con el gobierno local, se abrió el duomo, el estadio donde se juega futbol americano y en el que son locales los “Tigers” de Louisiana. Ese estadio está en alto y en el centro de la ciudad. La gente se refugió allí masivamente y se salvaron miles de vidas. Ese ejemplo extremo y conmovedor nos da una idea del rol que podría llegar a cumplir el conjunto de nuestras instalaciones, con sus espacios verdes y parques, puestas al servicio de Mendoza ante una crisis grave. Debemos reflexionar sobre ese rol de la universidad para atender a la sociedad, lo cual es muy motivador”.
Para finalizar, la coordinadora del CETEM expresó que “estamos en este camino de discusión, rescatando historias y verdades, comenzando a diseñar el sendero hacia una universidad sostenible y resiliente, tanto en momentos de normalidad, como en el caso de crisis, emergencias y desastres”.