Por una universidad pública, de calidad e inclusiva

La vicedecana de la FFyL, Viviana Ceverino, agradeció la presencia de las y los docentes en el evento, a Adriana García y Adolfo Cueto, quienes fueran protagonistas de la vida institucional de la FFyL. También agradeció a los y las docentes “el compromiso y el trabajo cotidiano, el apoyo a la presente gestión que llevamos adelante junto a Gustavo, en estos momentos sensibles para la historia de nuestro país. Ratificamos, junto a ustedes, el compromiso de trabajar por nuestra facultad, para que cada día sea más grande, sólida, y para que, a través de ella defendamos permanentemente la universidad pública, de calidad, inclusiva. Luchamos para que los inconvenientes sean posibilidades, para que, cada vez, nuestro trabajo sea más valorado y nuestra vida más valiosa que la de un jugador de fútbol. Brindo por eso”.

Motivos para celebrar

El sr. Decano de la FFyL saludó a los y las presentes, destacando que “tenemos muchos motivos para celebrar. Son un grupo humano increíble, muy proactivo. Su compromiso institucional se ve en todos los niveles y actividades. Hemos tenido un recorrido de reuniones científicas impresionantes. Creo que tenemos muchos motivos para celebrar: la iniciativa, la originalidad, la tenacidad y el compromiso de ustedes”.

Gustavo Zonana también recordó y felicitó a los arqueólogos y a las  arqueólogas en su Día.

Polifonía docente

Distintas voces resonaron en el SUM de la Facultad para contar y expresar lo que, para cada uno/a, significaba la tarea docente. Bajo la consigna “¿qué es para vos ser profesor/a?”, comenzó a tejerse una elocuente y entusiasta polifonía docente.

Natalia Lucentini, expresó que “la docencia es dar desinteresadamente, desde un lugar en el que olvidamos los obstáculos personales de la vida, para estar frente a los/as alumnos/as, dando lo mejor que se tiene y que se puede”.

Cecilia Pustavrh indicó que “ser docente es poder inspirar en otras generaciones la pasión por aprender y entender que ser alumno/a, ser estudiantes, es para el resto de la vida”.

Por su parte, Victoria Magariños afirmó que “ser docente es, de alguna manera, retribuir la buena educación que recibí y brindar herramientas de libertad”.

Para Ivana Mellado, “es una acto de amor y de solidaridad, de los estudiantes hacia mí, porque me enseñan mucho, y desde mi persona hacia ellos”.

También Paolo Pucillo sumó su voz: “es transmitir la experiencia de vida y darles herramientas a los/as alumnos/as, a través de la enseñanza-aprendizaje, que es el acto educativo, para que no cometan nuestros mismos errores”.

Víctor Duplancic agregó por su parte que ser profesor “es una vocación, la forma en que yo me realizo, de algún modo, para brindar algo de mí al mundo”.

Adolfo Cueto, indicó que “ser docente es dar. Pensar en el otro, porque la docencia es entrega, es saber que estás colaborando en la sublime tarea de formar a una persona, a un ser humano, en dignidad, en valores, en ética”.

“En un universo de conocimientos, el docente es el responsable de mediar todas esas informaciones y de transmitirlas, en cuerpo y alma, a sus estudiantes, dijo Ailén Zenocratti.

María Carolina Ferraris afirmó: “la docencia es la participación en una experiencia maravillosa que es colectiva, Es creación, consolidación y circulación de conocimiento. No solo el docente transmite conocimientos, sino que se enriquece, crece y toma experiencias de esa circulación de saberes entre diferentes personas. Encontré lo trascendente de mi vida en la tarea de dar y recibir que es la docencia”.

Para Pablo Cahiza, “es vocación de servicio, es tener pasión por la interacción de saberes, la formación de gente y la propia, en un ida y vuelta constante, sobre todo en el nivel superior, formando a futuros colegas”.

Romina Pereyra Villanueva explicó que, para ella, “es una tarea que implica mucho compromiso, dedicación y empatía con los y las estudiantes y sus realidades. Estoy muy feliz de haber elegido esta profesión”.

“Es realizar una tarea que implica siempre enseñar y aprender simultáneamente”, aseveró Alicia Alessandra.

Cristina Lucero, por su parte, señaló que la docencia “es una de las vocaciones que más llena el alma, sabiendo que se está educando a quienes, mañana, estarán al frente de las instituciones, de la República. Uno entrega todo lo que tiene, lo que sabe, lo que aprendió, para los estudiantes vuelen y encuentren su camino, para que el país logre recuperarse y ser como lo fue en antaño, una de las primeras potencias de América Latina y el mundo, con una educación ejemplar, eficiente”.

“Es una profesión que implica un gran compromiso, porque uno intenta ser profesor y ser maestro. Como profesor/a, se trata de transmitir conocimientos, vivencias. Siendo maestros/as, se prepara a los y las estudiantes para la vida”, expresó Claudia Valpreda..

Andrea Cantarelli subrayó que “la docencia implica muchas cosas: enseñar contenidos y cuestiones que van más allá de lo curricular. Es acompañar en el aprendizaje de los y las estudiantes, en su maduración y desarrollo como personas y futuros profesionales. Las y los docentes también aprendemos, estudiamos e investigamos aspectos de nuestras áreas de especialización, de la mano de nuestros colegas y estudiantes. La práctica docente se da en un ida y vuelta. Nos somos docentes si no es por nuestros estudiantes. Es también aprender a gestionar todo lo vinculado a los procesos de enseñanza-aprendizaje. No solamente lo institucional, sino lo cotidiano; planillas, organización de mesas, vínculos, actividades, salidas de campo, coordinación con otros docentes”.

Para cerrar este entretejido de opiniones sobre el significado de ser profesor, Hugo Costarelli Brandi expresó que “la palabra ‘profesor’ está relacionada con el hecho de hacer profesión o profesar algo. Creo que la nobleza de quien profesa algo, no viene sólo ni principalmente de su compromiso mismo, el que se puede tener incluso con cosas deshonestas como el robo o cualquier delito, sino principalmente de lo profesado que, para nuestro caso, es la misma verdad. Un profesor, es la oportunidad que alguien tiene de ver algo no visto, y eso gracias a que aquél lo profesa, lo da a conocer aun siendo consciente de no estar a la altura de lo profesado. Es la humilde tarea de los dáimones griegos, de los seres intermedios, de quienes, al unir los extremos, mantienen el universo cohesionado. Es un servicio humilde, pero dignísimo y necesario. Esto es lo que vi en los buenos profesores de esta casa de estudios, a quienes siempre recuerdo y agradezco”.