El ‘prosumo’ y la selección transmedia
El especialista, cuyo campo de saber está en el cruce de educación y comunicación con la intervención de las nuevas tecnologías, explicó a qué se denomina “lectura transmedia”: “es un tipo de lectura con concepto amplio, que incluye distintos tipos de textos, escritos, verbales, sonoros, visuales, audiovisuales, imágenes, videojuegos y todo lo atinente a consumo de contenidos de distintas plataformas y medios en la actualidad. Son todos textos leídos, recepcionados, escuchados. Responde a un concepto de lectura inclusivo, porque abarca diversidad de textualidades. Los lectores no solo se limitan a combinar estos diferentes soportes físicos y digitales".
"La narrativa transmedia cuenta con una parte de la audiencia o de lectores que la expanden, creando sus propias producciones o ‘prosumo’ (producción y consumo)".
"Los lectores transmediales leemos en distintas plataformas buscando extraer lo mejor de cada una de ellas. Así, por ejemplo, vemos una historia en INSTAGRAM y, si nos gusta, la buscamos en un libro, impreso o digital, pero también nos encanta la serie, la película o el cómic de la misma historia. El lector busca cierta coherencia, profundizar en ese relato o contenido, aprovechando lo propio de cada plataforma, porque cada una ofrece una experiencia de lectura diferente, pero complementaria de la anterior. No la reemplaza, sino que le da mayor profundidad. Algunos se quedan con la película, los cómics o el videojuego”.
“En cuanto a la producción de contenidos, no todos/as lo hacen, depende del interés, herramientas disponibles, competencias, etc. Producimos contenidos vinculados con los distintos textos. Están los fanfiction, vinculados con la narrativa popular y también quienes idean falsos finales de una serie o película. Si lo lleváramos al ámbito educativo, sería como producir contenido didáctico. El docente ofrece distintas puertas de acceso a ese contenido y el estudiante puede producir uno nuevo, expandiendo ese mundo narrativo o contenido curricular, creando la propia producción”.
Apocalipsis y ‘malestar de la cibercultura’
Respecto de las miradas apocalípticas que preanuncian el “fin de la lectura”, Albarello expresó que “en mis clases trato de dejar en claro que, con cada adelanto tecnológico, resurge esa mirada apocalíptica. Es, según Carlos Scolari ‘el malestar de la cibercultura’, parafraseando a Freud cuando hablaba del ‘malestar de la cultura’. Siempre que surge un nuevo medio, se genera una ansiedad y un aparente ‘acabóse’: ‘es el principio del fin’, ‘la decadencia cultural’, ‘la gente ya no lee’, y se hacen afirmaciones que no tienen un sustento tan real, aunque algunas se acerque a una descripción general de realidades. Lo que ocurrió es que cambió el ecosistema. Surge el tema de la brevedad: navegamos entre textos breves. Por otra parte, por la sobreinformación que hay, la cantidad de plataformas informativas disponibles es enorme, con personas que tienen las mismas 16 horas (Con un descanso de 8 horas) en el día para estar informados".
"Pasamos de estar mucho tiempo en pocos medios, a estar poco tiempo en muchos medios".
"La mirada apocalíptica desconoce esta mutación. Aferrados a la vieja escuela, no podemos evolucionar, porque, como docentes, debemos ser responsables con nuestros/as estudiantes y ofrecerles alternativas para lidiar con esa sobreinformación. Hoy, no podemos pedirles que lean un libro de X cantidad de páginas, sin desconocer que las tecnologías generan efectos como la distracción, la falta de concentración por la mucha información. Creo que hay innumerables posibilidades en estas formas narrativas o de lecturas transmedia”.
La diversidad de la narrativa transmedia
“La lectura transmedia es más diversa, colectiva, multimodal e inclusiva, porque conecta temas diversos y la multitarea de diferentes tipos de textos. Marca la diferencia a través de la intertextualidad, con saltos en el tiempo, y con una comprensión más compleja de los relatos”.
“El concepto de lectura transmedia proviene de la narrativa transmedia que implica, según Jenkins, que un relato se cuente, en distintas plataformas y medios no de manera redundante, sino complementaria, y que incluye una eventual participación de la audiencia”.
“Las historias que se prefieren no pasan ya tanto por los libros, sino por las series. Los personajes de las historias son cada vez más complejos. Ver una serie, hoy, requiere más competencias que las que exigía antes hacerlo. En el pasado, los personajes eran víctimas del maniqueísmo: estaba el bueno, el malo, el camino del héroe, con un único fin posible y con desenlace feliz. Hoy, las narrativas son más interesantes y densas. Hay una diversidad de herramientas para acceder al conocimiento/entretenimiento. Por otro lado, está la desinformación, a través de las fakenews o noticias falsas, el ‘lado B’ de este fenómeno, que es propio de la sobreinformación”.
La importancia de la ‘lectura superficial’
“Sin embargo –subrayó- sería irresponsable decir que ante tal desinformación, deberíamos abandonar las redes y volver a los libros. Sería mejor que educáramos en una lectura crítica, superficial, en el sentido de lidiar con una multiplicidad/diversidad de medios y plataformas, para que tengamos estudiantes que puedan luchar contra la desinformación y sobreinformación”.
“Soy un defensor de la lectura superficial, no en términos de comparación negativa con la profunda. Hablo de una lectura superficial que sea profunda, pero en sentido horizontal".
"Es decir que hablamos de una diversidad que tiene que ver con leer distintas fuentes informativas con sentido crítico. Para eso, necesitamos poder leer entre líneas, comparar, buscar en sitios, entender las lógicas de las interfaces, que son competencias más nuevas, aplicadas a muchos dispositivos”, cerró Francisco Albarello.