El orientalismo y las miradas sobre el otro

“¿Por qué un occidental, en el SIV a.C., mira y valora a los orientales, a los que Aristóteles llamó ‘bárbaros’? ¿Es una mirada compartida entre los griegos?” -se preguntó la investigadora- “Hay autores como Edward Said, Tzvetan Todorov, que hablan sobre estas miradas que arrojamos hacia el otro, cómo nos sentimos respecto de él. Said, en su libro ‘Orientalismo’ decía que cuando miramos a Oriente, cometemos el error de hacerlo desde una mirada ‘orientalista’, desvalorizante. Pensamos que nosotros tenemos que enseñarles a ellos a vivir, a organizarse a gobernarse, porque no saben. Por otra parte, Todorov afirmaba que ese ‘otro’ ha sido descalificado desde épocas muy tempranas, comenzando con los griegos”.

“Me pregunté si era verdad que los griegos miraban desde una perspectiva descalificadora a los persas. Hallé, entonces noticias muy interesantes: Jenofonte, formado en la crema y nata de la sociedad ateniense, con Sócrates, que ha sido compañero de Platón y proveniente de una familia encumbrada y de condiciones físicas destacadas por ser militar, que representa la esencia del buen ciudadano griego, nos brinda una serie de testimonios. En primer lugar, sobre Ciro el Joven, quien lidera esta expedición que busca defenestrar al rey, su hermano. En segundo lugar, aporta apreciaciones que ponderan al rey y a generales del ejército persa”.

Ciro el Joven: un líder carismático

Espejo Rovelli afirmó que “no recabamos adjetivos peyorativos con respecto a Ciro. Muy por el contrario: este persa extraño a los ojos occidentales, es descripto con notas de nobleza e hidalguía. Es alguien capaz de generar tal empatía que promueve actitudes de su misma condición: fidelidad, confianza, compromiso. Se trata de un verdadero líder de cuyos hombres logra los mejores resultados, porque usa estrategias especiales para ello, como el reconocimiento de sus cualidades. Hay citas interesantes en las que se pondera la amistad como ‘el regalo más importante que un hombre puede recibir en su vida’. Dentro de este diario de viaje, de esta crónica de campaña, Jenofonte destaca valores como la disciplina, la obediencia, la capacidad de darse a sí mismo. Pero hay que subrayar, fundamentalmente una virtud que se pensaba privativa del mundo ateniense: la capacidad de deliberar, de conversar, de compartir ideas. Esa condición está delimitada por la idea de ser el jefe, el que impone la palabra, el logos capaz de convencer. Estos elementos definen a un ‘bárbaro’ muy especial. Si bien en algunos momentos estas características o cualidades sobre Ciro son compartidas con el rey y con los generales persas, en otros momentos, se hace referencia a recelos, inquinas y desconfianzas que se generan en el contexto de un mundo en conflicto, tanto entre persas como entre griegos, con una perspectiva de equilibrio entre ambos”.

Jenofonte y la mirada testimonial

 “Las conclusiones de esta primera aproximación a Jenofonte, son que, en primer lugar, se emplea la descripción en primera persona, a pesar de que él escribe en tercera persona, casi como una crónica periodística. El objetivo es  instaurarse como testigo de primera mano que destaca un escenario de camaradería entre griegos y bárbaros”, resaltó Espejo Rovelli.

“La segunda observación es que él realiza una distribución equitativa entre virtudes y defectos tanto en griegos como en bárbaros, No establece diferenciaciones entre ellos. Ambos pueden comportarse como cualquier hombre en el mundo”.

“Otro aspecto a destacar es que estos mercenarios, indudablemente, amaban la guerra, como los hay hoy en muchas partes del mundo y que llenan los escenarios de enfrentamientos. Estos hombres proyectaban y decidían los traslados y migraciones en función de la magnitud del desastre que podían ocasionar en el territorio en guerra”.

Definiciones e interrogantes

La investigadora dijo que de la lectura de los textos de este historiador, militar y filósofo de la Antigua Grecia “surgen los siguientes interrogantes: si Jenofonte considera que Ciro encarna el ideal del buen rey, del ‘mejor entre todos, en todo’, como llega a decir… ¿No será esta una prefiguración de ese gobernante ideal que él mismo va a trazar en un libro posterior? ¿Por qué, al comenzar el libro, manifiesta, abiertamente que desea la amistad de Ciro, de un modo tan vívido y explícito, hasta el punto de decir: ‘tengo la amistad de Ciro en mayor estima que la de la propia Patria’? ¿Quién es este hombre para Jenofonte, como para que ansíe su amistad por sobre todas las cosas?”.

Para terminar, Cristian Espejo Rovelli subrayó “una cita de Todorov: ‘Uno puede descubrir a los otros en uno mismo, darse cuenta de que no somos una sustancia homogénea y radicalmente extraña a todo lo que no es uno mismo: yo es otro’. Si seguimos esta línea de pensamiento, podemos considerar que los griegos, mercenarios internos en un territorio que les era hostil, comprendieron su mismidad en función de apreciar al otro, al bárbaro”.