Usos del lenguaje inclusivo en la UNCuyo
Ante la consulta a cerca de la problemática que suscita el uso de este tipo de lenguaje en la UNCuyo, Carolina Sacerdote, coautora del mismo capítulo, nos explicó que “muchas veces hacemos del lenguaje inclusivo usos socio-retórico-discursivos que no tienen que ver en sí con el mensaje, sino con un posicionamiento. Evidentemente, cada vez que usamos una palabra, nos estamos posicionando. En el caso de nuestra universidad, tendríamos que dejar este aspecto de lado para tratar de lograr cierta objetividad, aunque estemos atravesados por situaciones políticas y partidarias”.
“En nuestro análisis, detectamos dos ejemplos que nos sirvieron, como contrapartida, para ver cómo el lenguaje inclusivo, en nuestra institución puntualmente, tiene que ser abordado y estudiado de manera completa por toda la universidad como unidad: uno de los casos fue el de una unidad académica donde las y los estudiantes debían seleccionar, en el juramento de su colación de grado, una fórmula femenina, en el caso de sexo femenino, o una fórmula masculina, en el caso inverso. Existió el ejemplo de una alumna de Ciencias Económicas que quiso recibir su diploma de Perito Partidor, pero la ley la obligaba que su título fuera de Perita Partidora. Esta estudiante debió recurrir al Consejo Directivo para que su título fuera expedido como ‘Contador Público y Perito Partidor’. Así, la ley, muchas veces, no deja decidir por sí a los/as propios/as estudiantes. Otro fuerte ejemplo, que sirvió de reflexión y análisis, tuvo lugar en noviembre de 2020, cuando una alumna de la Facultad de Artes y Diseño juró por la ‘Matria’, en lugar de por la ‘Patria’.
“Consideramos, en nuestro caso particular para el análisis, que, frente a estos hechos, la universidad tiene que tener una postura clara que permita: 1) que el lenguaje pueda responder a los usos reales de la comunidad y 2) que exista un marco legal en virtud del cual sepamos cómo movernos al respecto. Por eso, son fundamentales las recomendaciones que, en nuestro caso particular, anhelaríamos que la universidad tuviera. Las guías que consultamos tenían una base lingüística muy interesante. La UNCuyo no ha publicado una. Nosotras desearíamos que se tuviera, para evitar futuros conflictos a la hora de emitir un título universitario o un juramento de título en un acto de colación, por ejemplo. Si investigamos cuándo se realizaron las últimas modificaciones a juramentos, estas datan de muchos años atrás. Entonces, estamos ante un tema muy importante y que nos toca de cerca a los argentinos, en una sociedad que está tan atravesada por varios conflictos que se podrán solucionar a través del diálogo. El lenguaje inclusivo no debe ser un conflicto más si se aborda a través de los diversos estudios de especialistas en el tema”.
“En la labor descriptiva que hemos realizado, hemos abordado estas guías desde la génesis, desde que se elabora una resolución hasta que se aprueba y se transforma en una guía de recomendaciones, para luego, una vez conocida, ser noticia periodística. Este proceso nos ayuda a entender cuán importante es este tema para la sociedad”.
Sacerdote agregó que “si bien hay otros problemas prioritarios a resolver, considero que es un desafío establecer una guía de recomendaciones para el uso de este tipo de lenguaje en la UNCuyo, investigando como lo hicimos nosotras, sin adoptar un posicionamiento, solo sobre la base lingüística, teniendo en cuenta todo lo que atraviesa al lenguaje, desde lo contextual, lo socio-retórico-discursivo, etc.”.
“El lenguaje inclusivo, más allá de si uno/a está de acuerdo o no, lo use o no, es más que una moda pasajera. Es necesario detenerse a pensar que, si ha surgido este tema es porque es necesario que surja. Habría que abordarlo de una manera más consciente, razonable, interdisciplinaria. La arroba (@) o la equis (X) son impronunciables, habría que pensar por cuáles signos lingüísticos las reemplazaríamos, desde el ámbito de nuestra especialidad. La sociología arrojaría también su mirada sobre la problemática de género, por las vinculaciones referidas entre la perspectiva de género y la lingüística”.
“Me interesa detenerme en los fundamentos lingüísticos a los cuales se apela para justificar el uso de este tipo de lenguajes. Se trata de usos que invitan a replantearse el peso de las palabras, las que usamos muy livianamente. Si fuésemos más reflexivas/os en esas prácticas, tendríamos menos problemas. Hay un aspecto que no se está entendiendo: existen personas que `no se sienten parte’ o bien tratadas, por lo que han apelado a estos usos del lenguaje”.
“Personalmente desearía que fuéramos una sociedad más inclusiva y no me gustaría que el apelar a un lenguaje de estas características, que no refleje la profundidad de lo social, trajera como resultado un uso hipócrita más”.
“Para terminar, es importante subrayar que el lenguaje inclusivo no es un fenómeno netamente argentino. Se manifiesta en España, Francia, Suecia, Alemania. Es decir que en sociedades muy diferentes de la nuestra, se está reflexionando sobre estos usos o algunos otros que comienzan a hacerles ruido. El español de Argentina no está ajeno y no debemos tener fobia al cambio, sino estudiarlo, observarlo y analizarlo. Pero somos sociedades muy emocionales y tenemos muy arraigado el eje amor-odio. El lenguaje inclusivo plantea este dilema. Lo importante es ser cautos, objetivos y optimistas al respecto”, concluyó la investigadora.