El conocimiento franquiciado y la dependencia epistémica
Respecto de los conceptos elaborados por la tarea investigativa de Conde Calvo, el crítico literario explicó que “mis líneas de investigación abarcan un ámbito amplio, me especialicé en retórica política, pero hay conexiones con otros aspectos, como la política lingüística. Como filólogo, mi planteo fundamental es que el lenguaje es un instrumento privilegiado para comprender la realidad”.
“Eso es lo que sabemos los filólogos, o creemos que sabemos. Dentro de ese ámbito, a la pregunta de por qué he venido a Argentina, Mendoza, y viajado 10.000 Km ida y vuelta, tengo que decir que es porque tengo bastante más fe en el mundo americano que en el mundo europeo a la hora de entender ciertas cosas que no dejan de ser conflictivas. Uno de estos aspectos, es lo que yo denomino “conocimiento franquiciado”. Este es ese ámbito de disciplinas, líneas de investigación y temas que, en realidad, tiene su origen fundamental en Estados Unidos de América y que, después, son trasplantados a lo que podríamos llamar las provincias de ese imperio, que, en realidad, somos todos los demás”.
“Eso se reproduce de forma masiva –continuó el filólogo- por distintos medios. El conocimiento franquiciado lo hace, fundamentalmente, a través de los miembros -voy a decirlo con un término también conflictivo- más venales de la comunidad universitaria que, exactamente, al igual que quienes tienen o adoptan el negocio de la franquicia, quieren comercializar y promocionar sus productos con el menor riesgo posible. Para eso, lo que hacen es adoptar un tipo de disciplinas que ya están sancionadas en Estados Unidos, y que, por lo tanto, tienen la bendición de los poderes académicos allá y acá. Porque, aquí, el objetivo fundamental es replicar lo que se hace allí. Y eso los coloca en la pista de despegue hacia promociones fáciles, ágiles y, sobre todo, sin conflictos. Hablo de disciplinas como los estudios culturales, el cognitivismo, las neurociencias, la psicología positiva, y otras muchas”.
“Ese conocimiento franquiciado -agregó Conde- desde mi punto de vista, está contaminando, seriamente, la adquisición de conocimiento y, sobre todo, la creatividad. ¿Por qué? Porque el conocimiento franquiciado, al igual que las franquicias habituales de los negocios, lo que hace es homogeneizar. De manera que uno se encuentra a los mismos especialistas, estudiando las mismas cosas, ya sea en Hong Kong, en Buenos Aires o en Madrid. Todos al rebufo, a imitación de modelos que están en Estado Unidos. Por lo tanto, las posibilidades de abrir nuevos caminos se reducen. Lo que se considera globalización, cosmopolitismo, etc., es en realidad un proceso de esterilización general, de seguimiento y, lo que es peor, de dependencia epistémica”.
Para finalizar, el profesor español sentenció que “el control de la agenda epistémica, por parte de los Estados Unidos, es absoluto. No solamente porque la lengua inglesa se haya impuesto como el idioma de comunicación científica de referencia, sino porque además, puesto que todo el mundo sabe inglés y todo el mundo lee a los americanos prioritariamente, el resto de las grandes tradiciones en el campo de la filología, como las filologías francesas, italianas, alemanas, rusas, están completamente olvidadas, nadie las lee; y si quieren que se las lea tienen que escribir en inglés y entrando en las conversaciones dictadas desde Estados Unidos. Por lo tanto, la dependencia epistémica se construye por esa vía”.
El estatuto retórico de las “franquicias léxicas”
Con relación al tema de su conferencia en el Congreso de Retórica, Conde señaló que hay un aspecto que está en relación de dependencia con el tema de este Congreso Internacional: “Retórica y Poder”.
“Si hay algo que supone ejercicio del poder es la transmisión de este vocabulario que llamo ‘franquicias léxicas’ y que, en realidad, tiene como objetivo activar mecanismos de influencia y de control ideológico, el cual se va suministrando a través de esas lentes que son los conceptos, esas franquicias léxicas. Esos términos se ponen rápidamente de moda y se repiten sin que nadie se pregunte por qué: ‘reto’, que era una palabra prácticamente desaparecida del castellano en los años ’80; ‘resiliencia’, otra palabra de la que todo el mundo habla y nadie sabía que existía; podemos mencionar ‘movilidad laboral’, ‘flexibilidad laboral’, ‘transparencia’, ‘solvencia’, ‘gestión de las emociones’".
"Muchos de estos términos proceden del ámbito corporativo y se transmiten de manera directa al resto de los ámbitos del conocimiento y de la vida”, cerró Conde Calvo.