Ceverino, Zonana y el poderoso símbolo de la vid
“Sabemos que están esperando una secuencia de danza urbana. Pero el ajetreo cotidiano de marzo a diciembre no nos ha permitido llegar a tiempo con los ajustes de la coreografía”, comenzó diciendo el decano de la FFyL, Gustavo Zonana al público presente.
Ceverino, la vicedecana, afirmó que, habitualmente, “se apela en los discursos de colación a la analogía del camino en relación con el concepto de egreso y de curso o grado universitario. La trayectoria académica es vista como esa travesía realizada por sus ayudantes, oponentes, dificultades y metas. Pedimos permiso para corrernos, en esta oportunidad de ese lugar común y recuperar otra comparación que hemos entonado en el Himno de nuestra Universidad: ‘Surco es el aula, gleba santa el saber, agua fecunda, la herencia gloriosa de ayer’”.
“Toda analogía es parcial” -añadió Zonana- “Pone de relieva ciertos aspectos de la realidad comprendida por ella y, sin embargo, deja en un segundo plano u oculta otros. Este corrimiento que proponemos hoy, asume ese riesgo. No obedece solo a la obsesión por la creatividad o el deseo de provocar sorpresa. Resignificar esta analogía tiene un sentido actual por varios factores. Por su asociación con la vid como árbol de la vida, para recuperar en estas ideas el sentido pleno de este símbolo en un contexto nacional y mundial atravesado por pulsiones de índole contraria. Además, consideramos que el plantar y el cuidar la vid ilumina el significado de transitar por distintos espacios formativos y exhibe la multiplicidad de los factores y actores intervinientes en el proceso. Permite poner de relieve los valores que hemos intentado darles en la formación. Por último, sugiere una agenda de propósitos profesionales que, esperamos puedan compartir a futuro”.
“No hemos carecido de ayuda en este intento” -completó Ceverino- “Agregamos una voz más en este tejido, pues hemos contado con el asesoramiento experto y desinteresado de la decana de la Facultad de Ciencias Agrarias, María Flavia Filippini. Sumamos no polifenoles, sino polifonía a nuestro discurso”.
Zonana continuó diciendo que “la referencia al surco, nos remite al paisaje de la vid: hay que preparar el suelo y disponer los plantines. Ustedes se trasplantaron, por elección propia, desde el terruño de la escuela secundaria al de la Facultad de Filosofía y Letras, eligieron sus parcelas: profesorados, licenciaturas, tecnicaturas, traductorado, ciclo de complementación curricular. Fueron descubriendo las características de este nuevo espacio y, posiblemente confirmando su vocación o descubriendo perspectivas no sospechadas de ella. Esta adaptación les implicó reconocer suelos densos en bibliografías y en lenguajes técnicos, conocer tradiciones investigativas, docentes y de extensión, padecer temporadas en las que arrecian los prácticos, parciales, ajustarse a los ciclos de inscripciones, horarios de consulta y preparación de exámenes”.
“Según el magisterio de María Flavia, para que una cepa alcance su plenitud productiva, son necesarios, al menos, 3 o 4 años. En ese proceso, la tarea principal es ir ayudando a que la planta adquiera su mejor forma. Los docentes, el personal no docente, consejeros estudiantiles y los delegados de curso, los tutores han colaborado de manera conjunta en esa tarea. La idea ha sido acompañar ese desarrollo, de una forma ajustada a perfiles profesionales, respetando, resaltando, cuidando las propiedades y notas destacadas de cada varietal. No hemos estado solos en la tarea: posiblemente las amistades y las familias, como álamos vigilantes, han custodiado los embates del viento seco del desánimo y la incertidumbre”, completó Ceverino.
“Hemos interactuado para alcanzar esta meta en el momento inclemente de la pospandemia, palpamos cotidianamente sus consecuencias, la exacerbación del individualismo, la naturalización de la violencia que, a veces, se esconde en prácticas institucionales generalizadas y otras, se exhibe abiertamente… ¡Por favor: Ni Una Menos! Como destaca el filósofo Boris Groys , en una sociedad que ha exacerbado la idea de diferencia como valor, los lazos interpersonales se sostienen en la idea de solidaridad y su apelación se activa solo ante la amenaza de la pérdida de derechos o frente a la de una muerte generalizada por la guerra, el calentamiento global o la sustitución del hombre por la máquina. Vivimos atravesados por el impacto de las nuevas tecnologías, por sus formas de mediar la interacción social y los aprendizajes sin poder tomar la distancia necesaria para ponderar, serenamente, sus aportes y sus riesgos. Hemos experimentado esta fragmentación, en estos últimos meses, a través de las redes sociales y de las reacciones insólitas para los miembros de la generación a la que pertenecemos: una generación que se ha desarrollado bajo el paradigma de la educación superior estatal como derecho y como medio que posibilita el desarrollo humano del conocimiento y el ascenso social”, subrayó el decano.
Ceverino añadió que “sus presencias aquí, como flamantes egresados, manifiesta que han alcanzado una configuración que los habilita a enfrentar el mundo del trabajo. Se trata de un nuevo trasplante a otro terruño, con sus propiedades específicas y diferenciales. Esperamos que, en esos nuevos territorios, en esos espacios de inserción y desarrollo profesional, se perciban como notas claras den su formación, los valores inculcados a lo largo de sus trayectorias. La identidad institucional, la voluntad de cooperación, la empatía, la mirada intercultural que los habilita al descentramiento, la visión crítica del mundo no para destruirlo, sino para transformarlo creativamente, la conciencia social, la defensa del diálogo y de los principios democráticos, el respeto del otro y el cuidado de la vida”.
“No es una despedida. Nuevas inquietudes, nuevos intereses, como brotes flamantes, surgen en el ejercicio de la profesión. La Facultad conservará, para ustedes, sus parcelas abiertas para que sigan dando frutos con investigaciones, actividades de extensión, de posgrado, y para que puedan exhibir lo que han cosechado en esa trayectoria que se va desarrollando y enriquece, con sus innovaciones, este terruño que es nuestro y es de ustedes”.
Al unísono y para finalizar su discurso, ambos expresaron que “las viñas de otro tiempo vemos, con orgullo y con cierta nostalgia, cómo crecieron nuestros vástagos; cómo, prontamente, darán frutos potentes en otros terruños, con otros desafíos, pero con la certeza de que siempre serán parte de nuestras hileras más queridas, porque ser de la UNCUYO es para siempre”.