El pasado 14 de agosto la Universidad Nacional de Cuyo conmemoró su aniversario y entregó medallas al personal docente y de apoyo académico de las distintas unidades académicas, reconociendo el cumplimiento de 30 años de servicio.
La profesora Eliana Gabay fue una de las galardonadas. La docente se califica como una afortunada, ya que nació en un hogar de clase media, con dos padres profesionales universitarios (un papa médico y una madre obstetra egresada de la Universidad de Córdoba). Ambos estudiaron en la Universidad Pública y gratuita y criaron a su hija con la impronta de que el estudio universitario “constituye una posibilidad de movilidad social ascendente”.
¿Cómo fue su recorrido a lo largo de estos 30 años?
No puedo hablar de mi contacto con la universidad ni mi trayecto académico sin vincularlo a mi familia. Mis padres querían que yo estudiara en la escuela y en la universidad pública. Ese era un mandato muy fuerte.
Mi primer contacto con la Universidad Nacional de Cuyo fue en el ingreso al Liceo Agrícola y Enológico. Empecé a cursar en el 76; entrábamos con una cédula, nos bajaban de los micros, nos requisaban, veíamos como se llevaban estudiantes de las facultades, y la fuerte presencia del ejército.
Luego comencé con el profesorado en enseñanza media y superior en geografía. Pensé en geografía porque tenía que ver con muchas disciplinas que, o bien estaban proscriptas, o bien eran de difícil cursado por los tiempos políticos. Una familiar a quien quiero mucho (Silvia Monforte) me entusiasmó. Entré en 1981 en la FFyL y me recibí en el 86. Hice la carrera en tiempo y forma, fui escolta y obtuve el mejor promedio.
Más tarde me propusieron participar en un proyecto de investigación que se llamaba “Historia social de la geografía”. Ya recibida, tomé horas en la secundaria, en Vista Flores y luego en Tupungato. También daba clases en la escuela de Bellas Artes. Posteriormente me llamaron para cubrir unas horas en el Universitario Central. A la vez era ayudante de investigación de Marcelo Escolar, en un proyecto donde tenía que ver cómo había sido la evolución de la currícula de geografía en la provincia de Mendoza. Para ello me acerqué a la Dirección General de Escuelas (DGE) y a su área de renovación curricular, donde estaba Esther Sánchez de Concatti.
Atravesábamos un proceso políticamente complejo en el que me estaba comprometiendo con la renovación peronista para que ganara Cafiero y acá en la provincia coincidía con la experiencia del libro verde de José Octavio Bordón. Sánchez de Concatti me contrata entonces para curriculista de geografía en la DGE. Allí hice una carrera en la que aprendí el oficio de estar en el Estado. Siempre digo que el peronismo me ha abierto caminos porque fue una etapa muy importante en mi vida. Entré en el 90 y terminé en el 99, me formé como curriculista.
En el año 99 cursé una Maestría de FLACSO, luego empecé con una adscripción en Geografía Económica y más tarde con una en Epistemología por sugerencia de “Chiquita” Civit (María Estela Furlani de Civit). Luego salió la designación de JTP, posteriormente fui adjunta y pude efectivizar recién por el acuerdo paritario entre FADIUNC y la primera gestión de (Daniel) Pizzi- (Jorge) Barón.
Por ejemplo, aun siendo peronista, Alicia Cobos, la hermana del ex vicepresidente, me convocó a capacitar a los docentes en la DGE. Fue todo un logro que tuviera en cuenta mi formación antes que mi condición partidaria.
En 2008 se crea un cargo de asociada semiexclusiva, lo concurso para una materia del profesorado. La asignatura se llama "Taller sobre estrategias de la práctica docente".
En el 2012 me doctoré en Ciencias Sociales en la facultad de Ciencias Políticas de la UNCUYO, y en el 2013 me ofrecieron llevarme a un cargo de asociado exclusivo para reforzar las mayores dedicaciones en formación docente. Me ubicaron en Geografía de América Latina, una materia que amo porque sintetiza toda mi formación.
¿Y cómo se lleva con la docencia?
Ser docente es algo maravilloso. Si hay algo en lo que no me equivoqué, es haber elegido la carrera docente. Me encanta investigar, pero dar clases es otra cosa. No me imagino no enseñando.
La UNCuyo me ha dado muchas gratificaciones. Es una institución que quiero mucho y pienso que tienen que estar los más capaces.
Yo siempre les digo a mis alumnos que cuando encuentren trabajo en la educación secundaria, ahí van a ir a formar ciudadanos, no geógrafos; y que para formar es fundamental poder desarrollar en esos chicos su autoestima, que puedan comprender un texto y comparar textos argumentativos en el mundo de las TICS.
En Argentina hay un proceso de decadencia muy fuerte llamado Analfabetismo Cultural, y hay que poner el foco ahí, donde los ciudadanos van a votar, pero con la concentración mediática que hay contarán con menos competencias para ser críticos y saber elegir a quienes conducen a nuestros destinos.
¿Alguna anécdota o recuerdo que nos quiera compartir?
Una anécdota un poco triste. Tuve un desprendimiento de retina muy fuerte con 4 perforaciones. Actualmente tengo dos placas de siliconas para sostener la retina. Esto cambió radicalmente mi campo visual. Estuve operada, dejé de capacitar, con licencia en el 2003. Fue todo un aprendizaje.
Considero que ese desprendimiento de retina me hizo releer un libro que yo amaba: Ensayo sobre la ceguera de José Saramago. Hoy creo que uno puede estar ciego, pero puede ser el que más ve. No lo digo en términos de soberbia, sino que los problemas que he tenido con la vista me han servido para colocar mis atenciones en otros hechos, revalorizarlos.
Ahora te puedo decir que me encantaría, por ejemplo, que mi nieta entre a la Universidad Nacional de Cuyo. Quiero vivir y VER hasta que mi nieta ingrese a una carrera universitaria.