El Instituto de Lingüística de FFyL “Joan Corominas” tiene un doble duelo, el que deja la partida definitiva de dos grandes de sus profesoras: DELIA EJARQUE y NÉLIDA MORENO DE ALBAGLI, que vieron crecer al Instituto hasta la realidad que hoy es.
Quienes han pasado por las aulas de esta Facultad, en las diferentes carreras, pudieron conocerlas en su esplendor académico, pero, fundamentalmente, en su grandeza humana. Tuvieron un elemento en común: fueron insaciables a la hora de estudiar, de aprender, de indagar, de conocer los cambios en nuestro amado español; sin embargo, jamás le hicieron sentir a nadie, ni colega ni alumno, el peso de ese saber aquilatado tras tantas horas de estudio. Eran humildes, entregadas a su labor, equilibradas en el trato, jamás altaneras, consagradas por entero a la siembra docente. Los cientos de alumnos que se formaron con ellas pueden atestiguar la calidad de ambas.
Una, Delia, era la que abría la puerta de los estudios lingüísticos, allá en primer año, con su “Lengua Fundamental”, común para todas las carreras. Su figura pequeña se agigantaba rápidamente por su profesionalismo, iba desglosando uno tras otro los conocimientos necesarios para hablar y escribir bien; luego, quienes seguían Letras afianzaban esos conocimientos en “Morfología y Sintaxis”, llamada por aquellos años “Lengua Española I”. La claridad de sus enseñanzas, la calidad de sus ejemplos, la seguridad en la exposición la hacían inolvidable.
Su complemento era Nélida Moreno de Albagli, para los colegas y amigos, “Quique”, que con su disciplina, “Filología Hispánica”, coronaba los estudios lingüísticos: allí, con paciencia, los alumnos conocían la evolución del español y se divertían con el modo casi anecdótico y sencillo con que presentaba los fenómenos más complejos.
Diez años de edad separaban a una de la otra, cronológicamente, porque en la realidad cotidiana eran como hermanas que se habían propuesto transmitir con didáctica y amor los caracteres del español. Un día nada más separó sus muertes y nos dejó perplejos a todos los que pretendemos haber recogido algo de sus fructíferas enseñanzas, no tanto en conocimientos que se pueden obtener en los libros, sino en esa calidad humana imponderable y tan difícil de lograr.
El Instituto de Lingüística vive, sí, un duelo doble, pero entre las imágenes que forman su galería de recuerdos quedarán guardadas, desde el 13 y 14 de abril de 2020, las caras de dos hacedoras enormes de nuestro quehacer actual: la humilde Delia y la apacible Quique, MAESTRAS gigantes en su labor.