El Señor Decano Dr. Adolfo Omar Cueto profirió un discurso en el que reflejó la realidad que ha acontecido estos últimos dos años. Resaltó la necesidad de la educación de flexibilizarse y adaptarse al contexto de pandemia COVID-19, relatando la manera en que la Facultad de Filosofía y Letras tomó medidas para ese propósito. Reconoció el trabajo docente y el esfuerzo de estudiantes para ajustarse a la nueva realidad que se presentaba y realizó una reflexión sobre los modelos de educación tanto presencial como no presencial que, gracias a los avances tecnológicos, implican nuevos esfuerzos para complementarse. Finalmente agradeció el esfuerzo de profesores y todos los involucrados en la educación así como también felicitó a los nuevos graduados.
A continuación, el discurso completo del Señor Decano Dr. Adolfo Omar Cueto:
DISCURSO
COLACIÓN DE GRADOS LXXVIII
2021/2022
25 de febrero de 2022
Señor vicerrector de la Universidad Ing. Dr. Jorge Barón, señor vice decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Señoras Decanas y Vicedecanas, Señores Decanos y Vicedecanos de las Facultades hermanas, Miembros del Consejo Superior y del Consejo Directivo por la Facultad de Filosofía y Letras, Miembros del equipo de gestión y gobierno; Directoras/es de Departamentos e Institutos; Señora ex Decana Prof. Esp. Adriana García, señoras y señores Profesores, Personal Administrativo y de Apoyo Académico, señoras y señores… Familiares y Amigos.
Un saludo muy especial a quienes hoy homenajeamos en la septuagésima octava (78°) colación de la Facultad de Filosofía y Letras: nuestras graduadas y nuestros graduados. Noveles profesionales que en este Acto juran y reciben sus diplomas. Títulos que más que un premio, es el éxito que resulta de haber recorrido un camino que se ha transitado con esfuerzo, tesón, perseverancia, decisión y fortaleza de cada uno de ustedes. Es un hito trascendente en el camino de sus vidas.
Esta Ceremonia nos embarga en emociones porque hoy compartimos con ustedes su Colación de Grado.
Acto de Graduación que representa el momento de mayor trascendencia en una institución educativa, porque hoy se conjugan armonía y plenitud, al cumplir con uno de los fines primordiales para los cuales ha sido creada y existe: la presentación de sus Profesionales a la sociedad.
Pero el título logrado es solo una herramienta para insertarse en la comunidad y cumplir con eficiencia el papel que decidan asumir. Porque de nada vale éste logro académico si no se le incorporan la formación integral como persona, el compromiso social y ético para con los demás; y, en estos tiempos, la flexibilidad, capacidad de adaptación a la realidad y actualización permanente.
Hacen 83 años comenzó nuestra historia.
Filosofía y Letras crece constantemente y se inserta en el siglo XXI, aceptando los retos que la desafían en el día a día. Hecho posible por el cuerpo docente que trabaja para y por el crecimiento profesional en pos de la excelencia académica; y del personal administrativo y de servicio, que cotidianamente y en silencio, sostienen el funcionamiento de la Facultad; además de una política que tiene continuidad en el tiempo, que se proyecta con mentalidad innovadora y asume los desafíos que la interpelan.
Pero… el mundo cambia, la sociedad ha cambiado.
Día a día surgen nuevas formas de empleo que rompen los esquemas tradicionales. Aseguran los especialistas que en un futuro próximo, el mundo estará repleto de oficios y profesiones que hoy todavía no imaginamos.
La realidad universitaria y profesional en occidente nos muestra una tendencia a la reducción de las profesiones, junto al requerimiento de los jóvenes por carreras que aún no se han creado. Entonces, el mundo laboral de hoy exige al profesional una adaptación constante.
El trabajo, tal como lo entendemos hoy, debe adaptarse a los cambios constantes, aprendizaje continuo, conocimiento transversal, capacidad para la acción responsable.
Observamos que los sistemas educativos han sufrido grandes modificaciones, y de aquí en más serán mayores, siempre propiciados por la revolución tecnológica. El rápido desarrollo de la tecnología y la nueva forma de relacionarse socialmente han impulsado constantes cambios en la educación. Por ello, los profesionales de hoy deben adaptarse y reinventarse en un nuevo esquema educativo y laboral.
Vivimos en una sociedad que se transforma aceleradamente. Para el educador el aula tiene nuevos requerimientos, en tanto que el estudiante es un sujeto que rompe las concepciones aprendidas. Las prácticas didácticas-pedagógicas requieren de nuevas tecnologías y de cambios de paradigmas. Por ello, para el profesional de hoy el reto es animarse a romper los horizontes convencionales y descubrir nuevos campos laborales.
Las tecnologías de la comunicación han puesto en crisis las formas tradicionales de aprendizaje.
La profesión docente se encuentra en un tiempo de mudanza.
A causa de la pandemia originada por el coronavirus covid-19, entre otros muchos cambios, políticos, sociales y económicos, los años 2020 y 2021 quedarán en la historia como el tiempo que ha puesto en crisis a la Educación.
El confinamiento ha sido la medida universal para combatir los contagios. Y, aunque subsiste el debate sobre si ésta, y otras medidas, han sido realmente efectivas para controlar la expansión del virus. Lo cierto es que dicho confinamiento condujo a que la Educación prescindiera del modelo presencial, y se adoptara el modelo a distancia, virtual, mediado por diversas tecnologías.
Hechos que condujo a que docentes y estudiantes se hayan tenido que adaptar, y se sigan adaptando, a un modelo que para la mayoría aún resulta extraño y por qué poco inaccesible.
Hay muchas opiniones sobre que la educación mediada por tecnologías no ha resultado efectiva, aunque pocos se detienen en explicar a los factores fundamentales de este reducido impacto. Como son la falta de una visión gubernamental de largo plazo, la no inclusión en las líneas estratégicas, la falta de inversión, la capacitación y formación de docentes y personal técnico de apoyo, y en la adaptación de las infraestructuras y equipamiento.
Hasta 2020, de no ser en ciencia ficción, era muy difícil pensar que la educación presencial podría desaparecer, o verse reducida a una mínima expresión, como lo hemos experimentado.
Ahora bien, partiendo de la supuesta poca eficacia de la educación virtual -no porque el modelo sea malo, sino porque nos sorprendió insuficientemente preparados-, el paso siguiente ha sido optar por una modalidad “semipresencial”.
A priori, podría decirse que hay mucho de improvisación, pero éste es el modo en que la mayoría de las instituciones y gobiernos han encontrado para enfrentar un proceso de cambios con poca previsibilidad.
Debatir sobre si la educación presencial es mejor o peor, que la no presencial, no es muy práctico, porque la realidad es que la educación presencial, como fue hasta 2019 no es recuperable. Los modelos educativos virtuales, online, mediados por tecnologías, a distancia, o como queramos llamarlos, han venido para quedarse y, en mayor o menor medida, formarán parte de todos los sistemas educativos presentes y futuros. Incluso sin necesidad de hacer predicciones, sino simplemente observando la realidad podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la investigación y el debate deben centrarse en la adaptación e incorporación del modelo no presencial en los sistemas educativos, no en si éste es mejor o peor.
En cualquier caso, si hay algo que debemos reconocer como aprendido es que la realidad no siempre es la que queremos, sino la que tenemos, y si los seres humanos debemos adaptarnos para evolucionar, la Educación, también.
La toma de conciencia de estos procesos de crisis invita al surgimiento de estrategias para anticiparse a los cambios o para definir otras formas adecuadas a los propósitos de la sociedad.
En este caso, las instituciones educativas pueden adaptarse permanentemente al entorno o se comportan como actores estratégicos generando innovaciones o transformaciones para acompañar a la sociedad que las sustenta. También están las que simplemente padecen los cambios porque no tienen capacidad de adaptación o no tienen capacidad estratégica para dirigir sus propios cambios.
En este sentido, la Facultad de Filosofía y Letras inicio un proceso de reforma sustancial de sus planes de estudio, en una conformación inédita de sus comisiones de reforma con la paridad en su constitución entre docentes, estudiantes, graduados y personal administrativo. Planes que desde 2017 se inició su puesta en marcha y en 2021, en plena crisis sanitaria, se llegó a implementar en forma completa.
El 9 de diciembre de 1943 egresaba del profesorado de Historia y Geografía el primer graduado de nuestra Institución, Roque Pedro Grippi, ante una emocionada y novel Facultad.
Hoy estamos ante la septuagésima octava (78º) promoción. Como entonces, nos embarga un profundo sentimiento de alegría y emoción. Hoy son 263 profesores, licenciados, traductores, geógrafos y técnicos; profesionales que han alcanzado sus títulos como merecido reconocimiento a su esfuerzo y a su decisión de ser. Quienes han concretado un nuevo paso en el camino que los conduce a la misión elegida en la vida: la dulce tarea de descubrir y conocer; el compromiso de enseñar con la palabra, con la acción y con el ejemplo para educar y formar. Quienes han asumido el maravilloso reto de ser formadores de voluntades y de espíritus libres. Sea entonces éste un sincero reconocimiento a quienes han elegido, cualquiera sea su título, primero servir que ser servidos.
Servir antes que ser servidos, es decir, ser educador, formador de voluntades pensantes y de espíritus libres.
Cualquiera sea el título alcanzado, todos ustedes están formados como educadores y humanistas, términos que conllevan el significado de aquella persona rica en valores, cuyo rol, más allá de la transmisión del conocimiento y de la asistencia funcional, da presencia humana y testimonio de vida. Por eso, más que una profesión, han abrazado una actitud y vocación vital, integradora de todas las facetas personales en un compromiso de entrega plena y total.
Mas, la graduación es un efímero paso alcanzado, es el que habilita para procurar nuevas metas e impulsa en el camino hacia niveles superiores. Es comprender que aún queda casi todo por conocer y aprender. Ello se alcanza con la práctica consciente, con la ética de la profesión y en no dejar nunca de tener y sentir el apetito por conocer y aprender para transformar e innovar.
Por ello, nuestro compromiso con ustedes no termina aquí. Permítannos seguir acompañándolos en su formación como profesionales. Sea en el posgrado, en la capacitación específica o en la formación permanente; pero también en el respaldo institucional en todo emprendimiento que decidan enfrentar profesionalmente.
Finalmente, queremos invitarlos a agradecer por el logro alcanzado. Logro que es una construcción de su propio esfuerzo, voluntad y perseverancia. Pero es una construcción colectiva en la que la Familia de cada uno de ustedes acompañó, apoyó en silencio, esperó pacientemente y, siempre estuvo presente.
Agradecer a la sociedad que sustenta la Universidad pública, inclusiva y gratuita quien les ha permitido alcanzar un título profesional; y la que espera una sola retribución, y es que participen como agentes éticos, activos y comprometidos en la construcción de una sociedad más justa, igualitaria e inclusiva.
Agradecer a la vida, porque más allá de los triunfos o fracasos temporales, logros o caídas, alegrías o penas, todo y cada uno de ellos los han conducido a madurar, a crecer en la templanza y descubrirse con ustedes mismos y con vuestros semejantes. Los conocimientos y el título alcanzado son solo puentes, instrumentos de servicios, herramientas para llegar a quien nos necesita. Sean Maestros en el conocimiento y en la acción.
Siéntanse orgullosos de sus títulos. Ellos representan la base del futuro que deben construir.
Reciban un sentido abrazo y que el éxito corone sus vidas y sus profesiones. Finalmente, les pido un fuerte aplauso en homenaje a nuestras y nuestros Profesionales. Muchas Gracias