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Comenzó la Semana de la Investigación en la FFyL

Quedaron oficialmente inauguradas las jornadas académicas de la Semana de la Investigación. Las mismas continuarán el jueves 20 de abril de 2023, de 09:00 a 13:00 y de 15:00 a 19:00. La reunión científica convoca el interés de 340 inscriptos en las distintas propuestas. Estuvieron presentes, en la ceremonia inaugural, autoridades de la Facultad y de la UNCUYO. La semana es organizada por la Red de Jóvenes Investigadores y las secretarías de Investigación y Extensión de la FFyL de la UNCUYO.

19 de abril de 2023, 21:01.

imagen Comenzó la Semana de la Investigación en la FFyL

Mesa Académica (de izq. a der.): Mariano Alonso Bivou, María Elena Teresa Damiani,Víctor Gustavo Zonana y Diego Niemetz

La Mesa Académica que presidió la jornada inaugural de la Semana de la Investigación estuvo conformada por María Elena Teresa Damiani, secretaria de Investigación, Internacionales y Posgrado de la UNCUYO, Mariano Alonso Bivou, Coordinador de Investigación, Víctor Gustavo Zonana, decano de la Facultad de Filosofía y Letras y Diego Niemetz, secretario de Investigación de esta Unidad Académica.  

 

Diego Niemetz: la ciencia y la lógica de equipo

El funcionario de la facultad y uno de los organizadores de la actividad, resaltó la importancia de “poder instalar en nuestras agendas, y en pocos meses de gestión, la centralidad de la investigación en el marco universitario”.

“Agradezco al decano y vicedecana, quienes insistieron en la importancia de desarrollar la investigación en la FFyL y de promoverla con acciones como esta, en las que se han coordinado tantas voluntades y tantos esfuerzos. Agradezco también dos grupos de personas que pertenecen a dos de los cuerpos que organizan y estimulan la investigación en la Facultad: el Consejo Asesor de Investigación, conformado por los directores de Institutos y a la Red de Jóvenes Investigadores de la que participan investigadores que, si bien son jóvenes, tienen mucha experiencia y trabajan con muchísimo entusiasmo”, señaló.

 

Diego Niemetz destacó una impronta: “lo que sigue se puede resumir en una sola idea: trabajar juntos. Hacer ciencia e investigación implica una lógica en conjunto, en equipo".

 

"Es muy difícil sostener la afirmación voluntarista, meritocrática y resultadista, que las sociedades actuales manejan como parámetro de medición del éxito. También es posible confundir en la propia práctica el puro mérito, que existe y es innegable, con el camino colectivo que lo cimentó. La ciencia, en efecto, representa otro paradigma: un camino que se transita en intersecciones. Entre la individualidad y la colectividad, que requiere mucho tiempo, paciencia, incluso, templanza para soportar las más diversas adversidades materiales y humanas”.

“Quiero insistir –recalcó-: Si la ciencia es un camino individual y colectivo, es porque no hay investigadores noveles sin investigadores que los formen. No hay futuro sin individuos que comprendan que deben formarse para poder proyectar sus aportes a una sociedad que a menudo no sabe cuánto ni para qué los necesita. El individualismo va en contra de toda lógica relacionada con el campo científico. Formar un investigador es un proceso que lleva años, que requiere muchos recursos y cuyos resultados, muchas veces, son poco visibles. El que forma sabe que antes fue formado, y que, de algún modo, debe retribuir lo que recibió para que el futuro sea mejor, porque hacer ciencia es cambiar la realidad inmediata, pero, sobre todo, la realidad del mundo por venir. Necesariamente es proyectar resultados cuyos frutos, en muchos casos, nosotros mismos no llegaremos a ver. Esta es la forma que tenemos de ser útiles para una sociedad que, cada vez, está más polarizada entre los que quieren entender y los que quieren estar convencidos”.

 

La FFyL, los jóvenes y la Investigación

Respecto del papel de la Facultad en la tarea investigativa, afirmó que “el tipo de conocimiento que producimos aquí es amplio y variado, pero a diferencia de otras unidades académicas, en su totalidad está dirigido al desarrollo humano y a la promoción del pensamiento crítico. A partir de la diversidad de disciplinas, y sobre todo de la coexistencia democrática y tolerante, de la que debemos ser un ejemplo, la FFyL tiene que afianzar su importancia en la sociedad en la que y para la que existe. Y eso se consigue también investigando, generando nuevos proyectos, nuevas líneas  de investigación y, finalmente, haciendo visibles sus resultados”.

“Por todo esto, estamos muy contentos de poder realizar esta 1era. Edición de la Semana de la Investigación. Estamos muy entusiasmados porque es un trabajo colectivo, plural, conseguido a base de muchos esfuerzos, con dos objetivos claros: Hacer visibles nuestras estructuras y nuestros trabajos  y convocar a las y los estudiantes que son el futuro de la investigación a vincularse con esas estructuras. Necesitamos institutos, centros, laboratorios y proyectos repletos de gente joven, de miradas nuevas y con interés en formarse. Necesitamos alentarlos a participar, hacerles saber  que los estamos esperando, y que, así como antes alguien confió en nosotros, ahora nosotros confiamos en ellos. La ciencia, además de todo lo que dije, es siempre, y fundamentalmente, joven. No por un criterio etario, temporal".

 

"La ciencia es joven porque es inquieta, porque está incompleta eternamente. Y es siempre renovación. Y a ellos, a los jóvenes, les toca, ahora mismo, empezar a hacerse cargo del futuro, que es lo mejor que le podemos dejar a la sociedad en la que vivimos: científicos comprometidos”, concluyó Niemetz.

 

María Elena Teresa Damiani y la Semana: un ejemplo para replicar

A su turno, la secretaria de Investigación, Internacionales y Posgrado, indicó que “aquí hay un potencial enorme para la investigación. La sala repleta, el programa de la semana, lo reflejan. No solo en la diversidad temática, porque las distintas disciplinas que alberga esta facultad permiten un enriquecimiento mutuo, porque tienen una centralidad en las ciencias sociales, en la promoción de la sociedad, pero, al mismo tiempo, esas miradas se realizan desde distintos puntos de vista. Creo que lograr un encuentro en el que puedan interaccionar quienes pertenecen a las distintas disciplinas y enriquecerse mutuamente, es un logro único, que permite la posibilidad de crecer en forma conjunta, con una mirada plural que tanto nos hace falta. A la ciencia nadie la puede hacer en soledad. La ciencia siempre se hace en equipo. Necesita del otro, del crítico que nos marca el camino, del colega que nos da una ayuda. Hacemos ciencia con el otro y para los otros. La ciencia es para la sociedad, para que todos tengamos más bienestar. Es muy importante esto que ustedes están haciendo, organizar un momento en el cual se encuentran y en el que generan esa posibilidad de estar juntos haciendo ciencia, y entendiéndose, conociéndose”.

Al referirse al evento de la Semana de la Investigación, Damiani subrayó que “creo que es una iniciativa que hay que replicar en el resto de las Unidades Académicas. Es importante para la universidad. Y después, conocernos entre las facultades, porque será entonces donde estará la riqueza, en las miradas diferentes, los abordajes distintos de un mismo problema. El objetivo está claro. Todos queremos hacer ciencia que tenga impacto, que genere bienestar, que haga crecer a la institución, al país. Y ya que tenemos un objetivo común ¿Por qué no comulgamos en instancias comunes de participación?  Esto sería muy bueno”. 

 

“Desde la Secretaría consideramos que la universidad tiene una obligación de la que no puede desentenderse: la ciencia es un deber. Hacer ciencia dentro de la universidad no es optativo".

 

 

"Vamos a articular lo que esté a nuestro alcance para que todos puedan hacer ciencia: el que inicia, el que ya está iniciado, el que es experto. Tenemos que facilitar el acceso a las herramientas que nos permitan hacer buena ciencia, comunicarla y compartirla. La Secretaría tiene las puertas abiertas para este tipo de iniciativas”, cerró la funcionaria.

 

Gustavo Zonana: La investigación, actividad primera

El decano Zonana resaltó que la investigación fue la primera tarea desarrollada por la FFyL: “Los institutos dieron origen a la actividad académica. Los primeros se crearon en 1941. Hasta 1944, su dependencia funcional osciló entre el rectorado y la facultad. La ordenanza 104 del año 1944 del Rectorado, estableció, finalmente, que todos los institutos humanísticos dependiesen de nuestra Unidad Académica. La ordenanza exhibe una visión integrada de la investigación y la docencia, conforme al clásico modelo de la universidad humboldtiana, según la cual, la enseñanza es, a la vez, presupuesto y fin de la investigación y, al mismo tiempo, el destino natural de los logros alcanzados: ‘El instituto debe proveer al profesor de un medio de investigación obligatorio para su función docente, con lo cual el catedrático vitalizará su enseñanza,  evitando la rutina de la cátedra en cuya materia el profesor no es primordialmente investigador. En el instituto, el profesor cumple, además, la tarea docente, puesto que la universidad tiene también como fin formar en las profesiones o carreras universitarias, introduciendo a los alumnos en los métodos y tareas dela investigación’”, citó.

Y añadió que “de acuerdo con la síntesis del Dr. Cueto, la finalidad de los institutos fue la promoción, formación, actualización y perfeccionamiento de los docentes investigadores. No hace falta ser muy perspicaz para reconocer que esta situación inicial se ha transformado sensiblemente”.

 

Investigar en clave de tensiones

Zonana señaló que “el crecimiento mismo de la Facultad ha dado lugar al surgimiento de nuevos espacios para la investigación: la estructura actual se configura en 17 institutos y 15 centros de carácter disciplinario e interdisciplinario. Esta estructura, además, está tensionada por factores que atraviesan de manera dramática la investigación en la universidad argentina. Entre otros, la obtención de financiamiento en general, y en particular para trabajos en el marco de las ciencias humanas; la articulación con el CONICET; la categorización de los docentes, retomada recién este año, a través de la convocatoria de la Secretaría de Políticas Universitarias al Programa para la Investigación Universitaria Argentina;  la disyuntiva entre agenda propia y agenda externalizada en el diseño de proyectos o líneas de investigación; la rearticulación del tiempo asignado a las tareas de investigación, en función de las dedicaciones y de la constitución de los equipos de cátedra, por citar solo algunos factores. Esta tensionada, además, como subraya Cecilia Rikap, ‘por la asunción de nuevos perfiles del investigador, que se transforma en un gestor de postulaciones a subsidios nacionales e internacionales, un gestor de firmas de convenio, de elaboración de presupuestos, tareas asumidas, por lo general, por los directores de proyecto. Se trata de un escenario impensable hacia 1.944’”.

 

Función sustantiva y de calidad diferencial

 

“A pesar de estos desafíos y amenazas- aclaró el decano- hay investigación e investigadores de fuste en la Facultad, y sus resultados se plasman en innumerables reuniones académicas que se organizan, año a año, en la conformación de redes interuniversitarias, en la conformación de equipos nacionales e internacionales de investigación, en cursos de posgrado y en revistas científicas indexadas y con altos niveles de reconocimiento nacional e internacional”.

 

“La función sustantiva de la investigación está integrada en el diseño curricular de los nuevos planes de estudio y, en particular, aunque no exclusivamente, en el perfil de las licenciaturas. En este mismo horizonte se inscribe la normativa relativa a los espacios electivos de todos los planes, que asigna un porcentaje de horas acreditable a la participación de los estudiantes en proyectos de investigación y a la presentación de ponencias en reuniones científicas. Por eso creo muy necesario resaltar el giro pedagógico en la organización de esta Semana de la Investigación, y el esfuerzo conjunto de la Secretaría de Investigación, de los institutos y de la Red de Jóvenes Investigadores, para familiarizar a los estudiantes, desde el inicio de su formación, con el universo de la investigación científica. Este giro es claramente reconocible en la organización y en el formato de las actividades, en el diseño del programa y en las formas de difusión de la actividad”.

Para finalizar, expresó que “no es posible asegurar que este ideal de la integración de las funciones, propio de la universidad imperial humboldtiana, reconfigurado en el ideario de la Reforma del ’18, ha de persistir o si asistimos, como sostiene Cecilia Rikap ‘a una progresiva transformación de la universidad en una unidad de capital tecnológico, destinada a ocupar un lugar subalterno en la cadena de la innovación productiva, y obligada a pasar su interés de la investigación básica, u orientada por la curiosidad, a las investigaciones aplicadas, comercializables o estratégicas’. A pesar de ello, entiendo, con Eduardo Míguez que ‘la presencia de investigadores en la universidad no es solo la base de la formación de futuras generaciones de científicos, también es un factor de calidad diferencial en la educación de cualquier egresado universitario, sea este un emprendedor, un profesional independiente, un docente, o un empleado altamente calificado en el sistema productivo. Lo que caracteriza a las mejores universidades del mundo es la solidez científica de sus planteles docentes’”.

 

 

 

 

 

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