Paula María Cardozo de González es Profesora de Enseñanza Media y Superior en Historia (1988) y Licenciada en Historia (1995). Actualmente ocupa el cargo de Profesora Adjunta Efectiva en la cátedra de Historia Antigua y por extensión en la cátedra de Historia del Antiguo Oriente, ambas de la carrera de Historia. Participa en Proyectos de Investigación desde el año 1996 (CIUNC, SeCyT) hasta la actualidad, siempre referidos a la temática de la Historia Antigua.
El pasado 14 de agosto la Universidad Nacional de Cuyo conmemoró su aniversario y entregó medallas al personal docente y de apoyo académico de las distintas unidades académicas, reconociendo el cumplimiento de 30 años de servicio. Paula María Cardozo de González, fue una de las galardonadas.
¿Cómo fue su recorrido a lo largo de estos 30 años?
Ingresé a la UNCuyo como Ayudante de Primera en la cátedra Historia de la Antigüedad Clásica, luego hice la Adscripción en la misma cátedra, fui JTP interina y después efectiva por concurso, y Adjunta interina. Posteriormente, fui efectiva por concurso desde el año 2007.
Durante el año 1991 me desempeñé como secretaria del Departamento de Historia, cargo que tiene que ver con la gestión y que me permitió tener una perspectiva diferente de la labor docente.
Asimismo participo en Proyectos de Investigación desde el año 1996 ininterrumpidamente hasta la actualidad.
También he participado en cargos de gestión como Consejera Suplente del Consejo Directivo de la FFyL y como Secretaria Docente del Departamento de Historia. Es decir, que he podido participar en diversos ámbitos de la vida académica de la facultad: docencia, gestión, investigación. Y estoy plenamente agradecida a la Facultad por haberme ofrecido la oportunidad de conocer y actuar en esos ámbitos porque creo que han enriquecido grandemente mi desempeño profesional y sobre todo, personal.
¿Cómo recibió el reconocimiento de la Medalla por sus 30 años en la UNCUYO?
Para mí siempre ha sido un orgullo pertenecer a esta institución, a la que admiraba aún antes de iniciar mi carrera de estudiante. Por razones familiares mi vida ha estado siempre ligada a la UNCuyo, desde la infancia. Conozco el predio de la universidad desde que era "el páramo de la cultura", y he vivido los cambios físicos de forestación, de nuevos edificios, de nuevas reglas de tránsito, etc. Toda una vida, y sigue siendo mi casa.
¿Alguna anécdota o recuerdo que nos quiera compartir?
Con respecto a los recuerdos, son muchos. Hay algunos más lejanos, como en la adolescencia el ver la salida del sol todos los días desde la playa de estacionamiento de la actual Facultad de Artes, guardando en la memoria los distintos colores del amanecer según la atmósfera del día.
La sensación en los días de invierno al pasar del frío cortante del exterior al sector calefaccionado de la facultad, donde poco a poco se iba entibiando todo el cuerpo. O el olor de las retamas florecidas en la primavera. Y olores menos románticos, más prosaicos como los de la comida del buffet al mediodía cuando éste estaba en el corazón del edificio, y el interés por lo académico pasaba a segundo plano.
El pertenecer a esta casa de altos estudios me ha permitido viajar y conocer el país, participando en Jornadas Científicas en Buenos Aires, Salta, Tucumán, Córdoba, San Juan, Neuquén, Río Negro, entre otras provincias. Y también tengo el honor de haberla representado en el extranjero, como en Brasil, Chile, México y Perú.
Como recuerdo en general es destacable el buen trato, la amabilidad de todo el personal de la facultad, autoridades, docentes, administrativos, personal de apoyo, que hacen que se sienta como una gran familia.
Infaltable el cariñoso recuerdo de Gonzalito (Estanislao González, conocido como “Gonzalito”), el que sabía todo de la Facultad, al que había que ir a pedirle las cosas perdidas, el guardián de esta casa. Y la biblioteca, con sus largas colas, y teniendo que "reservar" libros porque estaban prestados, o la terrible frase "este ejemplar no sale a domicilio". Hoy poco visitada por los alumnos, muchos desconocen el inmenso tesoro que se guarda allí.
Por todo lo dicho, es que me considero parte de la FFyL y la considero mi casa. Y por eso es que me alegra ver sus progresos en aulas nuevas, en materiales de informática, etc. y me apena muchísimo cuando la veo sucia, empapelada, sin respeto por los materiales de trabajo. Y más allá de toda idea política me apena también cuando una parte de ella se adueña de la casa de todos y no respetan su historia y su modo de ser.
Treinta años, que en realidad son muchos más, formando parte de esta comunidad han moldeado mi vida desde el punto de vista profesional, laboral y personal. Y por ello estoy profundamente agradecida.