Nuevamente, este segmento audiovisual nos sumerge en la obra de Rosario Castellanos, un texto que plantea, tímidamente, la vislumbre de una posible comunicación transcultural entre las dos etnias antagónicas (los blancos y los representantes de pueblos originarios). Esta posibilidad está dada por la relación afectiva, profunda, pero demasiado utópica para persistir, entre la hija de Zoraida, la niña narradora, y su nana india. Sin embargo, las barreras étnicas parecen ser casi insuperables.
Lo mismo, prácticamente, se puede decir del abismo entre los géneros: En “Balún Canán”, tanto a la mujer casada de la etnia y clase dominante, como a la de la clase y etnia dominada, les resulta impensable cuestionar su condición subalterna. La viven más bien como una fatalidad. La visión aguda de Castellanos también se detiene en otro segmento del universo femenino, aquél que constituyen las mujeres solteras y su triste destino de “solteronas”. En la novela son varias las mujeres solas, y la vida de cada una acaba siendo un callejón sin salida. Tal es el caso de Matilde, personaje que cobra vida en los párrafos leídos por Ariana Gómez. Matilde es también soltera, después de una desgraciada aventura con Ernesto Argüello, padece el progresivo deterioro de su personalidad, y acaba desapareciendo, huyendo hacia un paradero ignoto. Estas mujeres solas, rebeldes pero fatalmente inestables, parecen encarar una rebelión femenina que no llega a redimirlas, sino más bien a afectarlas, tanto en lo psíquico como en lo social.
Es el feminismo existencialista de Rosario Castellanos el que hace hablar y actuar a Matilde, cuya condición femenina parece llevarnos a la idea central de “El segundo sexo” de Simone de Beauvoir, escritora admirada por Rosario Castellanos, de que “ser mujer no es una naturaleza determinada y estable, sino una formación social mutable”. Es la propia civilización quien “elabora” a la mujer, esa “abnegación, una virtud loca”, como dijera Rosario, en 1971, en su discurso oficial al ser nombrada Embajadora de México en Israel.
En “Balún Canán”, se refleja la empatía de la novelista, que late en todo momento, hacia estos personajes en su escritura. Rosario los deja hablar o pensar, en sus monólogos interiores, registra sus sufrimientos – ya sea del indio o de la mujer – sin sentimentalismos, y sin caer en la victimología fácil. Muestra cómo las personas subalternas pueden interiorizar su opresión y volverse cómplices de su propia condición; entra en el pecho de gente cuyas ideas y cosmovisión no comparte. La narrativa de Castellanos es una instancia ejemplar de la literatura como intercambio, como empatía. Es un notable esfuerzo de diálogo intercultural.
No te pierdas la 11va. Parte de la lectura, más bien de la valiosa interpretación de una Ariana Gómez que también te invita a reflexionar sobre los amores y odios que, en “Balún Canán”, se ciernen sobre seres marginados por la moral, la tradición y los prejuicios pervertidos de la sociedad patriarcal en la cual les ha tocado vivir.
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La Ronda Lectora es #siempreliteratura
Fuentes: “El sistema patriarcal y las relaciones heterosexuales en “Balún Canán”, de Rosario Castellanos”, por Donald H. Frischmann (University of Arizona, EEUU)
“Rosario Castellanos: Entre preguntas estúpidas y virtudes locas”, por Gabriela Cano (UNAM, México).