El libro “Actualización e innovación curricular de la Facultad de Filosofía y Letras (2014-2017). Una experiencia institucional transformadora” es el resultado de un proceso colaborativo que involucró a todos los claustros de esa Unidad Académica y que acompañaron referentes nacionales. Un proceso que se funda en el hecho de asumir la educación como derecho, en el posicionamiento de la formación en un marco regional latinoamericano y en la voluntad de concebir esa formación profesional desde un horizonte que asegure la igualdad de oportunidades.
La publicación se presentó en esa Facultad y lo analizaron Agustina Peretti, coordinadora general del Programa de Calidad Universitaria de la Secretaría de Políticas Universitarias, SPU, y Silvina Barroso, secretaria Académica de la facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Río Cuarto. También estuvieron presentes el vicedecano Gustavo Zonana y la secretaria de Evaluación y Planificación para la Internacionalización y la Nacionalización Educativa, Marisa Fazio.
En la oportunidad el decano Adolfo Cueto, uno de los autores del libro, agradeció el aporte de todos y calificó al encuentro como: "Un momento de remanso en una instancia de mucho trabajo. Una luz que indica que la Facultad camina por el sentido correcto que responde a los requerimientos de una universidad pública que tiene la responsabilidad de formar a los ciudadanos". También hizo un repaso por los diferentes cambios que se impulsaron desde la creación de la Facultad hasta este último trabajo que es una construcción de todos que representa un verdadero éxito.
Para la presentación se convocó a la profesora Adriana García, quien explicó que la obra es importante para la Facultad y para la UNCUYO, porque plasma un recorrido que se inició de manera paralela en el ámbito del Rectorado y de las distintas facultades. Un proceso que comenzó en el 2014 cuando la Universidad advirtió la necesidad de una transformación profunda en lo que hace a la modificación de una carrera y a los aspectos que hay que tener en cuenta para su creación.
Allí nació la idea de un cambio de modelo o de paradigma que pone en el centro al estudiante. Sin duda ese hecho requiere otra mirada de los planes de estudio, expresó García. Y agregó que en esa mirada surgen conceptos controvertidos como competencias, saberes integrados, capacidades integradas, créditos académicos, actividad física saludable, idiomas, reconocimiento de otros trayectos, lenguas extranjeras, prácticas socio educativas, entre otros. Por último agradeció a Agustina Peretti por su acompañamiento y a Silvina Barroso, por haber participado en los procesos de autoevaluación de carreras focalizando sus esfuerzos en los procedimientos de la gestión.
Más adelante fue el turno de Peretti, que comentó que su presencia en la UNCUYO tiene que ver con plantear ciertos vasos comunicantes y puentes entre el libro y la implementación nacional del Sistema de Reconocimiento Académico de la Secretaría, una política que propone la integración de familias de carreras, un concepto nuevo, que intenta generar y promover la movilidad de los estudiantes en el sistema que incluye a las 90 universidades. “La idea tiene que ver con la flexibilización curricular, la integración del sistema universitario a nivel nacional y, fundamentalmente, con la generación de puentes entre los estudiantes”, remarcó la funcionaria.
En tanto que, Silvina Barroso explicó que hizo una lectura desde los procesos de gestión de la política académica y que fue una tarea con la que se sintió verdaderamente interpelada. Una experiencia transformadora, por su compromiso con la institucionalidad y la democratización de las prácticas de gestión académica e institucional. Y en ese contexto expresó que fue un proceso inaugural o fundacional de una política que tensiona las formas tradicionales de pensar la revisión curricular.
En otro orden señaló que la publicación mira sus planes de estudios de manera ampliada, con los intereses propios pero también fuertemente articulada con su realidad, con su política productiva. Y a su vez tiene en cuenta el sistema universitario nacional e internacional.
Además manifestó que se animaron a trabajar con sistemas de créditos, con competencias, con trayectos autónomos de los estudiantes para fortalecer su formación y que hay una implicancia de concepciones de gestión académica, de estudiantes, de universidades, muy interesantes. “El trabajo es una verdadera invitación a repensarnos todas las unidades académicas” destacó Barroso.
Finalmente aclaró que el compromiso de la comunidad fue total. Que permitió captar otras voces y que hubo un diálogo con el afuera que es importante porque permite conocer las demandas y las políticas de desarrollo de la gestión y pensar los planes de estudio sobre esa base. “Creo que ha sido una experiencia que ya ha marcado un trayecto para la Facultad y para el resto de las universidades también”, concluyó.