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La antropóloga forense Silvana Turner estuvo en la FFyL

La especialista estuvo en la UNCuyo para contar cómo se realizó el Plan Humanitario Malvinas. Compartimos la nota que hizo la periodista Paola Alé.

imagen La antropóloga forense Silvana Turner estuvo en la FFyL

La antropóloga forense Silvina Turner contó cómo se realizó el Plan Humanitario Malvinas para identificar los cuerpos de los soldados que no habían podido ser reconocidos después de la Guerra. Gentileza Diario UNO

De una tumba con una placa en la que se leía "soldado solo conocido por Dios", a otra con un nombre, un apellido y una historia, pasaron 35 años y muchos padecimientos.

Sin embargo, identificar qué soldados combatientes de la Guerra de Malvinas estaban enterrados en esas tumbas, fue un trabajo que demandó mucho esfuerzo, tareas diplomáticas, logística y una actividad multidisciplinar.

Esto pudo ser posible a través del Plan Humanitario Malvinas, una iniciativa del Gobierno de la Nación que comenzó a gestarse en el 2012 y que involucró a diversos grupos de especialistas, como la Cruz Roja Internacional, el grupo Ulloa y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

La antropóloga Silvana Turner es una profesional que integra el EAAF y que trabajó especialmente en este proyecto. Turner vino a Mendoza, invitada por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo, para contar cómo fue el trabajo de determinar los datos genéticos de los restos humanos enterrados en 121 sepulturas en el cementerio de Darwin, una tarea que les demandó años de preparación pero cuyos resultados sirvieron para reparar la historia.

 

Cómo se puso en marcha el Plan Humanitario Malvinas

La especialista, que ha participado además en la identificación de desaparecidos por el terrorismo de Estado, contó que esta iniciativa tuvo lugar a partir de la demanda de organizaciones de familiares de ex combatientes, que pidieron gestionar la forma de llegar a la identificación de estas 121 tumbas del cementerio de Darwin de los soldados “sólo conocidos por Dios”.

"Comenzamos a formar equipos. Aquí tuvieron mucho que ver otras entidades, como el Ministerio de Desarrollo y Acción Social, el Centro Ulloa, un equipo de gente que trabaja en el área psicosocial y realizó el acompañando a los familiares y todo esto bajo el paraguas de la Cruz Roja Internacional"

El trabajo comenzó en el 2012, pero no fue hasta el 2013 que se pudo comenzar a buscar a las familias de los soldados.

Turner explicó que esto fue muy engorroso, porque los combatientes de Malvinas correspondían a un perfil sociocultural muy diverso y además las familias estaban repartidas por todo el país. Muchos eran de provincias del Norte con realidades sociales y culturales que nada tenían que ver con las de los grandes conglomerados.

"No podíamos esperar pasivamente la llegada de las familias a la Secretaría de Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires, sino que tuvimos que implementar una estrategia de búsqueda. Una vez que las encontrábamos, debíamos vincularnos con ellas, generar confianza en que este proyecto no era una idea más de tantas que tal vez los habían defraudado anteriormente"

Para llevar adelante el Plan Humanitario Malvinas se debieron concretar muchos pasos protocolares.

En primer lugar hubo un acuerdo diplomático, mediado por la Cruz Roja. En 2016 comenzaron a firmarse los convenios para poder implementar un trabajo de tal envergadura.

"Ahí es donde nuestro enfoque, un enfoque muy vinculado a las víctimas o a los familiares, tuvo un peso significativo. Yo esto lo menciono porque tal vez en otras áreas, la Antropología Forense se vincula con un trabajo de laboratorio, donde el profesional no tiene por qué conocer de qué se trata el caso, que solamente puede ser un código o un número", explicó.

Pero el EAAF no lo hizo de esta manera. Para ellos, cada familia que iba a aportar su muestra llevaba una historia, un pesar, una falta. Y su trabajo también incluyó que los familiares se sintieran contenidos y apoyados.

"La finalidad del proyecto era la de otorgar una medida reparadora para los familiares, por eso era muy importante escucharlos"

Turner puntualizó que en el Plan Humanitario Malvinas, el componente genético fue muy importante, porque la finalidad era la identificación, no el establecimiento de la causa de muerte. Se acotó a la identificación, en coincidencia con el objetivo de la Cruz Roja Internacional.

La búsqueda de las familias

Aproximarse a los familiares fue tal vez la tarea más complicada dentro del proyecto, no sólo porque había que ubicarlos en diferentes lugares de la Argentina, sino porque implicaba remover una vieja herida, que muchos de ellos habían intentado de alguna manera sanar.

Con la llegada de esta noticia, la esperanza, pero también el dolor, volvían a estar a flor de piel.

"No sólo fue buscarlos, sino también priorizar la comprensión de su situación particular, muchas veces atravesada por la pérdida. Llegábamos a las casas y veíamos los altares con las fotos de su hijo, hermano, padre..."

Una ausencia que a la vez es presencia, porque el dato de que murió en la guerra no siempre alcanza para reparar. Y tal y como ocurrió con los desaparecidos víctimas de la dictadura, cuando no hay un cuerpo que enterrar, el duelo puede quedar para siempre inconcluso.

Para el EAAF, y para las demás organizaciones que estuvieron abocadas a esta tarea, generar un vínculo de confianza con las familias fue un trabajo de 3 años.

"En primer lugar, poco más de 100 familias se acercaron y luego la cifra fue creciendo, esto fue fundamental porque sin ese aporte, nunca hubiéramos podido identificar a 121 soldados, como se ha hecho hasta ahora", contó la profesional.

Para esto, las entrevistas que se les realizaron a los familiares fueron fundamentales. Se efectuaron en forma personal y privada y abordar el tema de las expectativas que cada uno llevaba consigo fue el objetivo principal, ya que por más que se les quisiera dar todas las respuestas que buscaban, no había garantías de que eso fuera a suceder.

 

El trabajo en el cementerio de Darwin

La exhumación de los cuerpos, la recuperación y análisis antropológico y luego genético, fue un trabajo que se extendió entre junio y agosto del 2017, en el cementerio de Darwin.

"Nuestro equipo fue interdisciplinario, con expertos de Inglaterra, con profesionales de España, colegas con los que ya habíamos trabajado", indicó Turner.

El laboratorio se montó en containers, en las instalaciones que Cruz Roja dispuso para este fin. Además de la sala de trabajo, había espacios para almacenaje y descanso.

"Sin el aporte logístico de la Cruz Roja, la logística para realizar esta tarea hubiera sido bastante más difícil"

La operatoria diaria consistía en definir qué sepulturas iban a ser exhumadas, en base a un cronograma.

Los cuerpos eran analizados, estudiados científicamente y luego se colocaban en nuevas bolsas mortuorias y ataúdes y se los inhumaba en la misma sepultura de la que se los había exhumado.

La tarea del EAAF consistió no sólo en realizar, sino en documentar el proceso.

Con los cuerpos, se habían enterrado también objetos personales, que hubo que definir si se entregaban o no a la familia. Por protocolo se decidió que todas aquellas pertenencias identificatorias o de alto contenido emocional para los familiares, como cartas, se recuperaron y se entregaron a las familias en el momento de la identificación.

Para entonces, se habían ido sumando una gran cantidad de muestras. La responsabilidad de los cotejos genéticos se realizó en la sede del EAAF. Al mismo tiempo, se eligieron dos laboratorios internacionales que procesaron 15 muestras a modo de control de calidad. Los resultados fueron totalmente coincidentes.

En total, el EAAF procesó 367 muestras, obtenidas de 158 familias. Esto porque muchas veces se toma más de una muestra por familia.

Es importante mencionar que, por las condiciones de preservación, en todos los casos se obtuvo perfil genético de los soldados. Eso, según manifestó Turner, lo convirtió en un proyecto muy exitoso.

En esta instancia, Turner destacó la labor realizada por el militar inglés Geoffrey Cardozo, que en 1982 llegó a Malvinas con la misión de enterrar los cuerpos que habían quedado esparcidos por las islas.

Su trabajo fue fundamental, porque realizó un registro minucioso de las sepulturas y de cómo habían sido dispuestos los cuerpos de los soldados. Tuvo un reconocimiento acerca de lo que sirvió su labor para el fin de las identificaciones e incluso llegó a reunirse con familiares de los combatientes.

 

La entrega de los informes y las pertenencias

En diciembre del 2017, la Cruz Roja entregó a las autoridades de Argentina lo que se denominó informes periciales integrados, que es el material que luego se les dio a los familiares.

La especialista manifestó que este criterio de otorgar un informe elaborado por las distintas áreas que intervinieron en el proceso de identificación, tiene que ver con la claridad de la información. Lo que se buscó es que el resultado no sea críptico, sino entendible.

Antes se realizó un trabajo con cada familia, explicándoles el proceso y cuánto podía demorar, ya que aunque se plantearan plazos acotados, los tiempos podían variar.

"En todo momento lo hablamos, siempre hubo un canal abierto con la familia, las comunicaciones se establecían entre un miembro de nuestro equipo, de un escribano de la Escribanía General de la Nación, y personal del Centro Ulloa, que generaban una dinámica personal con cada familia y un seguimiento de todo el proyecto", amplió la especialista.

Las personas que habían tomado contacto con las familias fueron las que después los buscaron para darles el informe final, en lo posible acompañados por un antropólogo forense, por si era necesaria alguna explicación del procedimiento.

Los efectos personales fueron entregados a las familias junto con los informes identificatorios.

"Se viajó por todo el país, familia por familia, sobre todo en las provincias del Norte, donde por cuestiones socioeconómicas era difícil acceder a Buenos Aires".

El acompañamiento psicológico y afectivo fue muy importante, porque no todas las respuestas que se les dieron a los seres queridos, fueron positivas.

En algunas situaciones la respuesta fue la exclusión. Esto significa que hubo casos de personas a las que se les tomó una muestra y luego se les tuvo que comunicar que su familiar no estaba allí.

"La exclusión planteó otro grado de dificultad, porque la familia tenía cierto grado de expectativa, y también hubo que trabajarlo", reflexionó.

Además hubo casos inconcluyentes, casos en los que hacía falta sumar elementos tanto para identificar como para excluir.

Los familiares viajaron a Malvinas en marzo de 2018 para reconocer la tumba de sus seres queridos.

Después de entregar todas las notificaciones, los familiares pudieron visitar el cementerio de Darwin, lo que sucedió en marzo del 2018.

"Finalmente llegaron las personas con las que habíamos trabajado para identificar los cuerpos, llegaron al cementerio para reconocer cuál era la cruz de su familiar", recordó.

Turner destacó que ninguna familia quiso llevarse al continente a su ser querido, también como una reafirmación de soberanía.

 

Una instancia abierta

El proyecto en sí no quedó cerrado en marzo del 2018, cuando los familiares pudieron viajar a Malvinas. Turner explicó que en agosto del 2021 hubo un segundo plan, para trabajar en una sepultura múltiple, es decir en la que había más de un soldado enterrado, uno con nombre y otros no.

Con las mismas implicancias se hizo el trabajo en esa única tumba donde se exhumaron 6 cadáveres, que pudieron ser identificados.

La especialista explicó que hay posibilidades de una nueva etapa, pero que todavía no está lista la instancia previa.

 

imagen La antropóloga forense Silvina Turner contó cómo se realizó el Plan Humanitario Malvinas para identificar los cuerpos de los soldados que no habían podido ser reconocidos después de la Guerra. Gentileza Diario UNO

La antropóloga forense Silvina Turner contó cómo se realizó el Plan Humanitario Malvinas para identificar los cuerpos de los soldados que no habían podido ser reconocidos después de la Guerra. Gentileza Diario UNO

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