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“Hay que volver a los comentaristas, editarlos y estudiarlos”

Así lo sostuvo Antonio Carreira, perteneciente al Centro de Edición de Clásicos Españoles y Doctor en Filología Románica por la Universidad Complutense de Madrid. El filólogo fue uno de los disertantes destacados del “Coloquio internacional sobre poesía: clásicos y barrocos. En torno a la obra, el tiempo y las fuentes clásicas de Baltasar Elisio de Medinilla: homenaje a los 400 años de su muerte”, que se desarrolló los días 22 y 23 de octubre de 2020, con modalidad virtual. En ese contexto, el Dr. Antonio Carreira brindó una conferencia sobre “Góngora: retrato de un artista nada adolescente”.

imagen "Hay que volver a los comentaristas, editarlos y estudiarlos"

 

“Todos los libros de investigación envejecen”

Al ser consultado sobre algunas de sus obras más renombradas en torno a los estudios acerca de Góngora, como “Antología poética de Góngora” (1986) y “Gongoremas” (1998), el Dr. Antonio Carreira indicó que considera que su antología “está obsoleta, aunque en su momento puede haber desempeñado cierta función, por así decirlo, depurativa sobre todo en la docencia. Entonces circulaban demasiadas antologías gongorinas hechas sin el necesario rigor en el establecimiento del texto y su puntuación, aparte de que fuesen mejor o peor anotadas, o no lo fuesen en absoluto; y había también ciertas ideas acerca de la polisemia de la obra poética que convenía analizar”.

En cuanto a sus “Gongoremas” de 1998, puntualizó que “son el resultado de veinte años de una dedicación que ahora ya casi dura cuarenta. Todos los libros de investigación envejecen, a veces más aprisa que los investigadores mismos. En 2015 (Nueva Austral) he publicado una Antología de Góngora mucho más satisfactoria que la primera, y en 2021 aparecerán mis “Nuevos Gongoremas”, que son 30 artículos sobre el mismo asunto, varios escritos con la madurez de juicio que da el paso de los años”. Y añadió que “en el centro de esta actividad está mi tesis doctoral, que consistió en la edición crítica de los Romances de Góngora (1998, 4 volúmenes), una labor que me ocupó 20 años, y una carpintería cuyas virutas, por usar la imagen machadiana, fueron un largo par de artículos sobre atribuciones en la lírica áurea (1990), y el libro Nuevos poemas atribuidos a Góngora (1994), con prólogo del inolvidable maestro Robert Jammes”.

 

“Gongoremas”: Tareas pendientes y perspectivas críticas más adecuadas

El Dr. Carreira, a través de esta publicación, ha iluminado la obra gongorina, y ha señalado las tareas pendientes y las perspectivas críticas más adecuadas. Al respecto, el investigador explicó que “todos los libros de investigación, hechos con honradez y sin escatimar esfuerzos, iluminan su objeto de estudio. Otra cosa es el grado en que eso se reconoce, y el tiempo que dure tal iluminación. De ella forma parte también sugerir las tareas pendientes, cosa que intentaba uno de mis artículos sobre las “Soledades”. Otras veces he señalado los pasajes dificultosos que encierran las décimas, y que no siempre resuelve la edición de Sara Pezzini (2018). En los sonetos, cuando salió la edición de Biruté Ciplijauskaité (1981), al reseñarla indiqué multitud de novedades, ahora tenidas en cuenta por la excelente edición de Juan Matas (2019). Urge también hacer la edición crítica del Polifemo (NR: ”Fábula de Polifemo y Galatea”), renovar la de las Letrillas debida a Jammes (1963) y tal vez la de las “Canciones y otros poemas de arte mayor” de José María Micó (1990), publicar en papel la de “Soledades” y Panegírico (NR: “El Panegírico al Duque de Lerma”), preparadas respectivamente por Antonio Rojas y José Manuel Martos, y actualizar la biografía de Góngora, asunto en que por fortuna trabaja Amelia de Paz, quien es también la investigadora más idónea para anotar el Epistolario gongorino, que yo edité a partir de los autógrafos (2000)”. Y agregó que “también habría que explorar a fondo los manuscritos gongorinos que pertenecieron a Foulché-Delbosc, y que, tras muchos años de estar perdidos, han aparecido en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires. Sería muy útil recuperar y completar el detalladísimo Inventario de manuscritos gongorinos de Robert Jammes, algo que bien podría realizar Pedro Rojo, pues con su tesis doctoral tiene mucho camino recorrido para ello”.

Con respecto a la importancia de la tarea revisionista, el filólogo subraya que “es una cuestión ya señalada por Alfonso Reyes hace casi un siglo: la de volver a los comentaristas, editarlos y estudiarlos, como hace un equipo dirigido por Mercedes Blanco desde la Sorbona en uno de sus aspectos esenciales: la polémica que se formó a partir de la aparición de las “Soledades” en Madrid a mediados de 1613.

El catedrático destacó también la labor intelectual, sobre los comentaristas, de la gongorista argentina Melchora Romanos y la de Antonio Azaustre, profesor en Santiago de Compostela.

Por último, el Dr. Carreira agregó que “ya que el Teatro de Góngora está bien editado por Robert Jammes (1984) y Laura Dolfi (2015), también es tarea pendiente estrenar la única comedia terminada por Góngora, “Las firmezas de Isabela”, que es una maravilla”.

 

“Góngora, retrato de un artista nada adolescente"

Con referencia a su disertación, en el marco del Coloquio Internacional de poesía, el Dr. Carreira explicó que “el título de mi ponencia, con alusión algo rebuscada a la novela de James Joyce (NR: “Retrato del artista adolescente”), intenta destacar que Góngora no solo fue un poeta precoz, ya famoso en sus años de estudiante en Salamanca, sino que fue un poeta maduro desde sus comienzos. Por relativa que sea la precisión con que el poeta ha fechado sus obras cuando ya era sexagenario, hay varios casos que no ofrecen dudas, y el primero es un poema impreso bajo su nombre cuando contaba solo 19 años. De hecho, casi toda su producción juvenil es asombrosa por ese dominio formal, y por ese estar de vuelta de muchas cosas, rasgos que no se corresponden con los atribuibles a la juventud. De allí que algunos colegas le reprocharan haber tomado otro rumbo con sus grandes poemas”. “Es lo que hace Jáuregui -ejemplificó- y Lope de Vega no andaba lejos de pensar lo mismo”. Finalmente, el filólogo español aseveró que “mi disertación pretende analizar algunos poemas en que Góngora muestra esa garra, juntamente con una gracia singular, al defenderse de quienes lo criticaban o le hacían sombra. Lo malo es que a las sátiras personales no estaba bien visto darlas a la estampa (NR: llevarlos a la imprenta), y por ello algunos poemas, aunque de alta calidad, son de autenticidad insegura por la falta de buenos testimonios, y por ello no figuran en mi edición de las Obras completas (2000). Góngora, como la mayoría de los poetas de su tiempo, murió sin ver impresa su obra, y suscitó innumerables imitadores”.

 

La experiencia digital y la participación múltiple

La modalidad virtual del Coloquio, imperiosa en estos momentos de crisis a nivel global, favoreció la difusión del encuentro en otras universidades argentinas y del mundo y la participación de especialistas de otras ciudades y países.

Los encuentros virtuales de la reunión científica se realizaron de manera sincrónica. Consultado acerca de su experiencia personal en tales circunstancias, el Dr. Carreira opinó que, no obstante haber tenido que sortear algunas irregularidades técnicas (ecos, ruidos, desperfectos del altavoz de su PC), “esta modalidad tiene la gran ventaja de la participación múltiple, por lo tanto habrá que irse acostumbrando a ella”. Y destacó que “de las ponencias que pude escuchar, me interesaron, en especial, las de los doctores Madroñal, Gauna, Matas y Sánchez Jiménez porque, al hablar de cosas más cercanas a mis intereses, podía comprenderlas mejor”.

 

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