Martha Mendoza es Doctora en Lenguas y Literaturas Hispánicas por la Universidad de California. Actualmente se desempeña como profesora de Linguistics and Spanish en la Florida Atlantic University. Se especializa en Lingüística hispánica y, particularmente, en la literatura mexicana del siglo XX y la sintaxis del español. Ha sido especialmente invitada a las II Jornadas Nacionales y I Internacionales de Estudios Lingüísticos, y brindó la conferencia “Gramáticas del espacio: Los casos del náhuatl y el purépecha”.
Estructuras del náhuatl y el purépecha
La Dra. Mendoza ha publicado numerosos artículos sobre la mutua influencia entre el purépecha y el español como lenguas en contacto. Al ser consultada sobre el tema central de su Conferencia Plenaria en la FFyL explicó que “diserté sobre las gramáticas del espacio en dos lenguas mesoamericanas habladas en México: el náhuatl y el purépecha. Hice un recorrido por México y su diversidad lingüística. Luego nos adentramos en la ubicación geográfica de estas lenguas, el número de hablantes, y más específicamente en las estructuras o construcciones de tipo locativo en estas lenguas, ya que son muy distintas, como lenguas mesoamericanas, a las lenguas occidentales como el español, el inglés o los idiomas romances en general”.
Naturaleza espacial de las lenguas
La investigadora indicó que “es llamativa la forma en que los hablantes de esas lenguas describen la localización de objetos en el espacio. Por ejemplo: Si una taza está sobre la mesa, esas lenguas lo codifican de una forma muy particular. En purépecha no alcanza con decir que una taza está sobre la mesa. No es
gramatical, hay que expresar que la taza está sobre la parte principal de la mesa. Para ello, se usa un sufijo corporal específico que es el mismo utilizado para ‘cabeza’. El mismo sufijo corporal que designa la cabeza de una persona, también designa la parte principal de la mesa. Entonces, para decir que la taza está sobre la mesa, usamos el sufijo de cabeza. Si, en cambio, la taza está en la orilla de la mesa, y no sobre la superficie principal, usamos el sufijo designado para ‘nariz’”. Entonces, según expresa la Dra. Mendoza, es fundamental atender a la ubicación de los objetos de una manera muy específica, ya que en la raíz verbal va codificada la forma del objeto y su orientación: “Si La taza está boca arriba con líquido en su interior, el verbo varía. Si está boca abajo, se utiliza otra raíz verbal. La raíz del verbo también enuncia el estado del objeto, es decir si la taza está llena o no, ya que es un recipiente. Si se tratara de una pluma o marcador, sería otro verbo el que se debiera usar”.
Los lugares
El purépecha se habla en el noroeste del Estado de Michoacán, que, a su vez, está en el centro-oeste de México. El náhuatl se habla en más Estados, pues estaba distribuido de manera más amplia, antes de la conquista: “Es uno de los idiomas más extendidos, era el que hablaban los aztecas y sus descendientes, que sobreviven esparcidos en Estados como Guerrero, Hidalgo, Puebla, Estado de México, Veracruz. En mi exposición, procedí a hacer una descripción del estado actual de esas lenguas, no se trató de un estudio diacrónico, de la historia de las lenguas, sino sincrónico, destacando sus aspectos más interesantes, quedando aún varias cuestiones por investigar”.
Volver al origen
La Dra. Mendoza señaló que “estas lenguas son importantes en México, tienen muchos hablantes y son significativas para el país. Hace treinta años que vivo en Estados Unidos, y una de las motivaciones especiales para estudiar esas lenguas fue mi origen mexicano. Estudié en Berkeley, California, el Doctorado en Letras Hispánicas, con especialidad en Lingüística Española. Y comencé a sentir que podía hacer algo más por el lugar en el que había nacido y crecido: estudiar estos idiomas que, si bien están en riesgo, continúan con vida, presentes. Esto es una contribución para esas comunidades y para la academia, para el crecimiento de la lingüística como ciencia, porque muchas investigaciones se centran en las lenguas occidentales como el inglés o el español, muy extendidas. Estas lenguas, más marginadas, tienen mucho para mostrarnos: cómo funciona el lenguaje, cómo la mente humana, cómo interactuamos con el medio ambiente, cómo conceptualizamos diferentes categorías. Aunque soy oriunda de México, desconocía estas lenguas, ya que crecí en una zona monolingüe, de español. Estudiarlas fue como volver a mi origen”, concluyó la Dra. Mendoza.