El imponente murallón que representa la Cordillera de Los Andes, históricamente no fue impedimento para que los habitantes de Mendoza y Chile se comunicaran a través de valles transversales que “cortan” esa espina dorsal del continente americano. Algunos de estos pasos actualmente son importantes corredores comerciales donde sin embargo, procesos naturales, en ocasiones, ponen en peligro a quienes los habitan o transitan y a las infraestructuras allí radicadas.
En el sur mendocino se ubica el Paso Pehuenche a 36º latitud sur, que permite la vinculación con Chile a través de la ruta nacional Nº 145. Este pasadizo andino ha registrado en los últimos años un incremento del turismo y tráfico vehicular, y en el futuro será asiento de la importante y prometida obra hidroeléctrica denominada Portezuelo del Viento.
En este Paso Internacional, “azotes” ambientales como desplome de rocas, temporales de nieve y aluviones, se hacen presentes con cierta frecuencia pero hay uno que no es común en otros pasos montañosos: el vulcanismo.
Su génesis es producto de volcanes activos emplazados en la Cordillera y cercanos al Pehuenche. A esto se agrega que en este segmento montañoso la actividad volcánica es mayormente explosiva como ocurrió en el volcán Quizapu en 1932.
Las erupciones volcánicas explosivas han estado presentes en el Paso Pehuenche generando lluvias de cenizas transportadas por los vientos dominantes del oeste desde focos eruptivos que se sitúan en Chile. Por tal motivo, el objetivo principal del estudio realizado entre 2016 y 2018, fue identificar espacios afectados por la caída de cenizas en los últimos 10.000 años. Para el logro de tal objetivo se utilizaron datos de investigaciones anteriores y se recolectaron muestras en depósitos de tefras (cenizas) para determinar su edad y conocer el volcán que las emitió a través de análisis en laboratorios extranjeros.
Lo expuesto permitió concluir que el denominado Complejo Volcánico Laguna del Maule y los volcanes Descabezado Grande y Quizapu, todos localizados en la región del Maule (Chile), son altamente peligrosos debido a que dejaron sus cenizas en el Pehuenche.
Gran dispersión
El Complejo Volcánico Laguna del Maule (2.180 m.s.n.m) ocupa 500 km2 a lo largo de la frontera con Mendoza, al sur del Paso Pehuenche.
En el mismo existen más de 100 centros eruptivos, algunos de ellos responsables de la caída de cenizas en el Paso Pehuenche llegando hasta las localidades de Bardas Blancas, Las Loicas y El Manzano en el departamento de Malargüe. Esto se pudo establecer al identificar depósitos de cenizas volcánicas procedentes de este campo volcánico en el interior de la Caverna de las Brujas y en la localidad El Manzano con edades de 765 y 7.195 años antes del presente, respectivamente (Durán y Mikkan, 2009). Por otra parte, se encontraron depósitos a orillas de los ríos Chico (1 m espesor) y Pehuenche (15 m de espesor), en los alrededores del hito internacional con 4.000 años de vejez y en la localidad de Las Loicas.
Por su parte, el volcán Descabezado Grande, de 3.830 m de altitud, se encontraría activo desde hace unos 300 mil años. Su silueta descabezada es producto del colapso de la parte superior del cono durante una erupción explosiva y en la cumbre se encuentra un cráter de más de un kilómetro de diámetro con hielo en su interior. De entrar en erupción este volcán y generar cenizas, es posible que las mismas se trasladen hacia el Paso Pehuenche según la dirección de los vientos. Esto se comprobó al encontrar cenizas procedentes de este volcán en el interior de la Caverna de las Brujas con una antigüedad de 5.000 años (Durán y Mikkan 2009).
Peligroso y explosivo
En el caso del volcán Quizapu (3.050 m.s.n.m.) surgido en 1846, su erupción del 10 de abril de 1932 pone en evidencia su elevada peligrosidad. El suceso mencionado afectó gran parte del territorio argentino debido a su explosividad y por el efecto de los vientos del oeste que dispersaron cenizas por Mendoza, Río Negro, Neuquén, La Pampa, Buenos Aires, Uruguay y Brasil, generando además un importante impacto ambiental en los departamentos de Malargüe, San Rafael y General Alvear. Cenizas de este evento son visibles en las partes altas de los cordones montañosos del Paso Pehuenche y se encontraron depósitos en la margen derecha del río Grande con espesores que superan el metro, en la localidad de El Manzano a la vera de la ruta nacional 40 formando médanos y en el volcán Trapal (1.500 m.s.n.m.) al oeste de la Laguna Llancanelo.
Es importante destacar la ausencia de materiales provenientes de los volcanes Planchón–Peteroa que, a pesar de su cercanía, no habrían afectado al Paso Pehuenche al no identificarse depósito de ceniza alguno proveniente de éstas bocas eruptivas. Por otra parte, se deja abierta la posibilidad de encontrar evidencia de que otros volcanes próximos a la zona de estudio pudieron dejar sentir su “furia” como los volcanes San Pedro, Longaví, Palomo y Tinguiririca, todos activos, ubicados en Chile y con erupciones recientes alguno de ellos. (N. de la Redacción: Cerca del último cayó en 1972 el avión de la Fuerza Aérea Uruguaya que transportaba jugadores de rugby al país trasandino).
El Paso Pehuenche se ubica en una zona que ha presentado una intensa actividad volcánica explosiva que puede continuar en el futuro. Los resultados de la investigación desarrollada apuntan a ser un insumo fundamental para la elaboración de cartas de riesgo que indiquen espacios susceptibles a ser alcanzados por cenizas. Esta cartografía servirá como medida de mitigación frente a nuevos eventos explosivos, sabiendo que los efectos producidos por las cenizas afectan principalmente la salud de las personas, las infraestructuras o servicios utilizados por el hombre, la vegetación y fauna, llegando incluso a ocasionar cambios locales del clima.
Referencia
Durán, V. y Mikkan, R. (2009). “Impacto del vulcanismo holocénico sobre el poblamiento humano del sur de Mendoza (Argentina)”; Intersecciones en Antropología, Nº 10, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.