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“Los seres humanos pudieron desencadenar la extinción de la megafauna pleistocénica mediante el uso de las puntas ‘Cola de Pescado’”

Lo aseveró Luciano Prates, Doctor en Ciencias Naturales y Lic. en Antropología por la Universidad Nacional de La Plata, quien brindó la Conferencia Inaugural de las Jornadas Arqueológicas Cuyanas que se realizaron en la FFyL de la UNCuyo.

imagen "Los seres humanos pudieron desencadenar la extinción de la megafauna pleistocénica mediante el uso de las puntas ‘Cola de Pescado’"

El Dr. Luciano Prates nació en Río Negro, es investigador del CONICET y profesor de la Universidad Nacional de La Plata, donde reside. Desarrolló la conferencia que abrió las Jornadas, titulada “Poblamiento temprano. Puntas “Cola de pescado” y extinción de la megafauna en Sudamérica a finales del Pleistoceno”. Su especialidad es, precisamente, la arqueología patagónica y el poblamiento humano temprano de América del Sur. Sus investigaciones sobre la extinción de la megafauna fueron publicados en Nature Communications (NdeR: Se trata de una prestigiosa revista científica de acceso abierto, revisada por pares y divulgada por el Nature Publishing Group desde 2010. Abarca las ciencias naturales, incluidas la física, la química, las ciencias de la tierra y la biología). 

La investigación

Luciano Prates e Iván Pérez publicaron un trabajo sobre la extinción de la megafauna, un grupo de animales de una gran variedad de especies (caballos, elefantes, osos, camélidos, armadillos, entre otros) que habitaban Sudamérica, y que por su tamaño serían equivalentes a los que existen actualmente en África. Eran animales muy grandes, de 44 kg. como mínimo hasta algunas toneladas de peso, que se extinguieron repentinamente en el Pleistoceno final (Período de glaciación) hace unos 13.000 años.

“Existía cierto consenso entre los arqueólogos sudamericanos acerca de que los seres humanos no habían sido un agente determinante en esa extinción. Con Iván Pérez hicimos el análisis de información paleontológica y arqueológica, y llegamos a la conclusión de que los seres humanos, mediante el empleo de una determinada tecnología de caza, finalmente generaron el colapso de la comunidad de megafauna. Lo que hicimos fue analizar la antigüedad de sitios arqueológicos con puntas de lanza cola de pescado, una tecnología de armas muy sofisticada, y compararla con las fechas sobre sitios con megafauna. Observamos que en el momento que los seres humanos comenzaron a utilizar estas armas para cazar, se empezaron a derrumbar las poblaciones de megafauna. Entendemos que la caza sobre algunas de aquellas especies generó un desequilibrio en las redes tróficas (NdeR: Cadenas alimentarias o ciclos alimenticios, la interconexión natural de estas redes) de los animales, y desencadenó un proceso de extinción muy rápido (en pocos siglos probablemente).  “En otras palabras, –continuó- entendemos que los seres humanos, cazando un puñado de estas especies, rompieron el equilibrio que existía entre todas ellas, lo cual precipitó la extinción. Se estima que este colapso de la población de megafauna, se produjo hace unos 12.900 años, cuando, precisamente en Sudamérica, hizo su aparición la tecnología de puntas ‘Cola de pescado", explicó el investigador. Si la idea de los seres humanos como determinantes de las extinciones no es nueva, desde la arqueología sudamericana se le atribuía un rol como mucho secundario.

 

El origen de la punta “Cola de pescado”

Consultado sobre cómo se habría originado esta técnica de caza, el Dr. Prates señaló que “se debate mucho sobre este tema, pero se sabe que existían unas puntas de lanza similares hace unos 13.000 años en Norteamérica. Se denominaban Clovis (NdeR: La punta Clovis fue un tipo de herramienta elaborada en piedra por los grupos Clovis, considerados por mucho tiempo los primeros pobladores del continente americano, cuyos vestigios se han fechado en alrededor de 13.000 o 12.000 años). Eran lanzas grandes, con una canaladura en la base que servía para ensamblar la punta de la lanza con el astil de madera. Por su morfología, y por estar asociadas con la caza de megafauna, siempre se planteó que las puntas Clovis y las Cola de pescado podrían estar vinculadas en su origen. Más allá de si las puntas cola de pescado constituyeron una expresión del avance de las puntas Clovis hacia el sur o no tienen ninguna relación con ellas, está claro que esta tecnología floreció con fuerza en Sudamérica en las áreas con mayor abundancia y diversidad de megafauna: las pampas de Argentina, Uruguay y Brasil. Nosotros proponemos en nuestro trabajo que el núcleo de todo este proceso de cacería se produjo en esas pampas sudamericanas  donde coexistieron la población de megafauna y la tecnología de puntas cola de pescado”, indicó.

 

Investigaciones en desarrollo

Luciano Prates explicó que actualmente trabaja con Iván Pérez, coautor de esta investigación, y Diego Rivero, especialista en análisis de tecnología lítica: “Tratamos de demostrar algo que no estaba claramente expresado hasta ahora: que las puntas cola de pescado eran armas especiales para cazar megafauna. Esto es importante porque los seres humanos no impactan negativamente sobre la megafauna desde el momento en que llegan al continente (hace unos 15.000 años), sino que conviven sin afectarla durante 2 o 3 milenios. El colapso se produce cuando los seres humanos comienzan a emplear las puntas cola de pescado. Si esto fue así, esas puntas debieron constituir una tecnología sofisticada, especializada y pensada para estas presas. El trabajo que estamos desarrollando tiene que ver con el análisis de estas puntas para demostrar que estaban pensadas, concebidas y ejecutadas para cazar megafauna”, cerró.

 

Las JAC y la carrera de Arqueología en la FFyL

Luego de expresar que había sido “un placer participar en las jornadas, las cuales fueron un éxito de organización y participación”, Prates destacó la reciente creación del Doctorado en Arqueología como “un gran logro que posibilitará retener a los profesionales que deseen lograr un perfil más académico. La creación de la Licenciatura en Arqueología fue una excelente iniciativa y una buena noticia para Mendoza. Además de su importancia para fomentar la investigación básica, se volverá también relevante para otros ámbitos de aplicación con mucho crecimiento, como la antropología forense y los trabajos de impacto arqueológico. Seguramente crecerá la demanda de estos profesionales en los próximos años”.

* Nota realizada por Lic. Marcela González, Comunicación y Difusión de la SEU de la FFyL.

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