Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

Ecos del VII Congreso Interoceánico: María Pía López y la crítica en el campo de la escritura

María Pía López fue una de las voces destacadas del VII Congreso Interoceánico de Estudios Latinoamericanos que se desarrolló los días 16, 17 y 18 de noviembre de 2022 en la FFyL de la UNCUYO. La socióloga, ensayista, investigadora, docente y militante expuso su ponencia “Políticas de la crítica y materialidad de la lengua”, y nos dejó sus reflexiones y perspectivas en torno a la crítica en el campo de la escritura.

29 de diciembre de 2022, 12:55.

imagen Ecos del VII Congreso Interoceánico: María Pía López y la crítica en el campo de la escritura

María Pía López en el VII Congreso Interoceánico de Estudios Latinoamericanos

El ensayo y la  materialidad de la lengua

La intelectual se refirió, en primer término a cómo se piensa dentro del género ensayístico a la lengua: “no como lo que comunica o como algo instrumental que transmite conocimientos o saberes, sino como el proceso mismo de experiencia, de descubrimiento de uno mismo: no hay escritura ensayística que no sea modificación de sí. Me interesa pensarlo como articulación entre esa modificación y el impulso que vive en el género ensayístico, que nos lleva a la crítica, a la problemática de la transformación social”, explicó la socióloga.

El ensayo es un género que, de algún modo, dialoga con la opinión pública, busca un lector que no es especializado. Cuando se trabaja en la retórica académica estás dentro de un conjunto de personas con una serie de códigos, que permite interpretar lo que estás diciendo. Al decir ‘decolonial’, lo entenderán las personas sentadas en esa mesa, escuchando; pero no es algo que se pueda decir a la opinión pública. El género ensayístico tiene otra dimensión, en la que nunca se da por supuesto nada, porque si es así, se evita la interpelación  a otros/as que no son expertos”.

 

Las de afuera

“He pensado en los límites de lo que habitualmente llamamos ensayo, en lo que queda por fuera, es decir cómo se forja el canon de ese ensayo de lo latinoamericano, y qué no se considera parte de ese ensayo. Y he llegado a la conclusión de que es la escritura de mujeres la que queda relegada, como si las mujeres no hubiéramos pensado, con el mismo rigor e interés los temas políticos importantes, como si nos hubiéramos ocupado de cosas sectoriales. Las ensayistas mujeres también se han encargado de denunciar la opresión, como un modo de ocuparse de la totalidad. Eso que se llama ‘nación’ tiene un agujero en el que estamos todos y todas incluidos/as. Me interesaba pensar el ensayo como una escritura, como experiencia de la lengua”, expresó López.

 

Horacio González y los feminismos

“Sigo reflexionando los textos de Horacio, una voz fundamental y entrañable de la crítica y en su ensayo ‘Humanismo, impugnación y resistencia’, texto que escribió en pandemia, en 2021, y en el que intentó pensar en medio de la catástrofe, la cual era un laboratorio que reflejaba la sumisión al orden del capital, por la sujeción tecnológica, en la que todos/as permanecíamos aislados/as. Esta publicación de Horacio dejó el legado de alguien que estaba pensando, en ese momento, cómo se alimentaba el orden de la resistencia en una instancia en que parecía que el orden capitalista triunfaba en todas las líneas”, afirmó.

“Horacio González publicó el libro “La Argentina manuscrita”. El subtítulo es “La Cautiva en la conciencia nacional”. Y quiero recordar las palabras de Mijaíl Bajtín, quien decía: ‘Todo enunciado es respuesta’. Es decir que nadie rompe por primera vez el ‘silencio sepulcral del universo’. Siempre estamos respondiendo a algo/alguien. En este libro, Horacio estaba contestando a los feminismos. Cuando hacemos crítica, cumplimos el mapa de esas repuestas. Pensar en modos de reenvíos, retomando un diálogo sobre los feminismos y su potencial emancipador, que parte del carácter problemático de todo conocimiento y propone una lectura minuciosa sobre mitos y conceptos. Se trata de una reflexión al interior del horizonte abierto por los feminismos masivos: recorrer la serie de la cautiva, desde los textos coloniales hasta la actualidad, como si fueran los nudos rugosos de un antiguo árbol antes que la linealidad de un trazo”.

 

La Argentina y el mito fundante

La reflexión sobre el libro exige la lectura del manuscrito de Ruy Díaz de Guzmán, de 1612, que lleva el título La Argentina, y editado recién en el siglo XIX: “Tratar el presente exige, para la crítica, pensar en cómo se condensan y acumulan sedimentos anteriores, pero también a la inversa: traer hacia nosotros/as palabras antiguas ayuda a comprender lo que restalla en la luminosidad de lo contemporáneo y lo que en ella queda velado, la amenaza, el obstáculo, el traspié. No hay documento que se nos presente prístino, pero menos aún hay un enunciado actual que no cargue entre sus mochilas la interpretación aviesa o el posible uso reaccionario de sus fuerzas redentoras. Sabemos que esa fue la preocupación de un Walter Benjamin: evitar que la lengua propia pudiera ser retomada y atravesada por el fascismo”, dijo la investigadora.

Y advirtió que “se plantea el sustrato de pensar la figura de la cautiva como mito fundante de las propias historias latinoamericanas. En América Latina no se pueden separar los episodios de frontera, la mitigación de poblaciones originarias, la apropiación de tierras. La cautiva es una dimensión legitimante, un oprobio que exige una redención. Ella exige la empresa de la guerra. Eso, en la Argentina y en Irak. Es una sintonía. Ángel Della Valle pintó en 1892 ‘La vuelta del malón’, una obra icónica. Y la pintó para conmemorar los cuatro siglos de la llegada de Colón a América. Es la síntesis entre el llamado ‘descubrimiento’ y la producción real del desierto. Es un emblema ese cuerpo blanco, arrebatado arriba del caballo del malón. ¿Cómo hacemos para condenar el cautiverio sin que eso devenga en la moneda de cambio que permite justificar la expansión colonial?”, planteó López.

 

La lógica de la crueldad: civilización y barbarie

“En ese punto estamos. Como dice Rita Segato, no lo podemos pensar sino a través de la implementación de la lógica de la crueldad. ¿Qué pasa si la denuncia de la crueldad se convierte en justificación del orden colonial? Martínez Estrada en ‘Muerte y transfiguración del Martín Fierro’, se detiene en los nombres: le llamamos ‘malón’ a una expedición armada que aniquila hombres, incendia poblaciones y rapta mujeres blancas, le llamamos ‘expedición’ al malón que asedia tolderías, las quema, mata a los hombres, y se lleva indias cautivas para convertirlas en siervas o llevarlas al prostíbulo. ¿Dónde está la diferencia entre ellos? Hay un telar explicativo, que se llama ‘Civilización y Barbarie’, y hay una teleología que justifica la expedición militar dirigida por la idea del progreso y de futuro. ‘La vuelta del malón’ de Della Valle, muestra el cuerpo iluminado de la mujer secuestrada, respaldado por un lenguaje que legitima la conquista, la violencia, un cuerpo especialmente iluminado de una blanca y los cuerpos no iluminados de las cautivas indias, el cuerpo no iluminado del genocidio sobre las poblaciones indígenas, el cuerpo no iluminado de las tolderías arrasadas. Ese contraluz nos alerta mucho respecto de un riesgo que todo el tiempo corremos los movimientos emancipatorios y por la justicia: que nuestras propias demandas se conviertan en elementos de justificación de empresas horrorosas”, sentenció la investigadora.

 

El lugar de la crítica

La crítica es un estado de alerta, advertir que uno se puede sustentar en una apuesta emancipatoria, la defensa de los débiles, o en la soberanía nacional, y sin embargo puede acarrear, como fantasmas cansados, una mácula que los niega, una dispensa para ocultar. Junto con la crítica hay un movimiento que va en el sentido de preservar, de seguir leyendo en la suspensión del juicio, de evitar el descarte rápido, de leer entre líneas, entre sombras, buscar la chispa que redime a un texto de su propia complicidad”.

“Hay un libro de Mark Fisher que se llama ‘Realismo Capitalista’, y que describe la situación política global actual, carente de alternativas visibles al sistema capitalista que se convirtió en dominante. En el texto, el autor toma una frase de Margaret Thatcher: ‘Es más difícil imaginarse el fin del capitalismo que el fin del mundo’. Una frase terrible, de mensaje apocalíptico”, expresó López.

“Cuando sucedió el femicidio de Micaela García, en Entre Ríos, perpetrado durante las salidas transitorias del asesino, el senado quiso cambiar la ley de ejecución de penas, para que nadie, que estuviera preso por un delito grave pudiera salir libre. Y sin embargo, ese cambio en la ley perjudicaba, fundamentalmente, a las mujeres presas como mulas, el escalón más bajo del narcotráfico, que es delito grave. Eran mujeres que recurrían a esa transgresión para sobrevivir. Fue la tipificación de ‘grave’ el problema. Lo de la cautiva se asemeja a este caso: en nombre de las mujeres raptadas, se justifica la invasión a Irak. Hasta es más elegante, legítimo, hablar de ‘guerra preventiva’ que decir que te vas a robar las tierras porque las mujeres blancas están oprimidas”.

Al ser consultada sobre el papel que asume la crítica en la cultura contemporánea, María Pía López afirmó que “el camino es la crítica política como instancia permanente. La crítica es un modo de intervenir sobre el campo de lo real. Analiza cómo se trabaja en relación con el  movimiento social.  Se aplica con respecto a un orden de cosas.  La crítica sirve como un cedazo para recoger lo que está disperso en los modos de actuar, en la vida social y construir algo con eso. El papel de la crítica es el de actuar no solo como crítica, sino como intervención en el sentido de trabajo sobre los núcleos valorativos que están en el sentido común”.

 

"La crítica es un modo de intervenir sobre el campo de lo real"

 

Contenido relacionado