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Dramaturgas desde el borde, un sueño no soñado

Ariana Lucía Gómez es licenciada en Letras, actriz, directora, investigadora teatral, docente, creadora y coordinadora del espacio Ronda Lectora, en la facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo. Fue la responsable de coordinar una obra flamante, que reúne textos de colectivas y redes de mujeres y disidencias dramaturgas.

25 de julio de 2021, 13:20.

imagen Dramaturgas desde el borde, un sueño no soñado

Dramaturgas desde el borde, es un libro recientemente editado por la UNCuyo. Érica Gómez, Belén Moretti, Carolina Duarte del Río, María Vilchez Aruani, Virginia Diblasi, Gabriela Simón Gómez y María José Alcaya juntaron sus palabras para ver la luz en forma de obra. La coordinación estuvo a cargo de Ariana Gómez, quien es actriz, directora, investigadora teatral, docente, pero que en la facultad de Filosofía y Letras es además la coordinadora de la Ronda Lectora. A través de esta instancia ella busca rescatar, principalmente, el valor de la lectura en voz alta y la escucha lectora, poniendo el acento en la voz humana mediante rondas de lectura resignificadas y presentes en la contemporaneidad.

 

Esta obra ¿Es un sueño no soñado?

Lo es, no pensábamos en editar un libro especialmente, formamos una grupa de investigación Prácticas Contemporáneas Vinculadas al teatro, donde estamos cuestionando o descentrando el canon de los estudios teatrales. Somos mujeres investigadoras, que empezamos a contar la historia del teatro de Mendoza desde una perspectiva decolonial y feminista lo hacemos hace 10 años. Estamos escribiendo artículos, participando en congresos y jornadas científicas y hemos publicado algunos de ellos en soportes especializados. Generamos cursos de posgrado y hemos propiciado visitas de quienes investigan en estas nuevas epistemologías. Y un día la Ediunc (Editorial de la Universidad Nacional de Cuyo) me llamó para proponerme un libro sobre dramaturgia, para su colección literaturas que es de ficción mendocina. Ellos tenían narrativa y poesía, pero la Editorial no tenía tradición en editar teatro y por eso me contactaron en mi carácter de especialista, ya que dicto una materia de historia del teatro contemporáneo en la Facultad de Artes y Diseño. Les propuse editar dramaturgas emergentes y de inmediato y gratamente aceptaron. Y así nos embarcamos en imaginar, proyectar y concretar la edición.

 

¿Quiénes integran esta obra?

Hicimos una convocatoria amplia a través de las colectivas y redes de mujeres y disidencias dramaturgas las que hace varios años están trabajando, escribiendo, estrenando y de una manera muy fluída, nada jerárquica, nos fueron llegando los textos de Erica Gómez, Belén Moretti, Carolina Duarte del Río, María Vilchez Aruani, Virginia Diblasi, Gabriela Simón Gómez y María José Alcaya. Mientras leía los textos y se iba configurando el universo ficcional, las escrituras diversas pensamos que era necesario hacer un aporte crítico que historizara esta emergencia ficcional y allí se nos unió la Doctora Marina Sarale. Ella es escenógrafa, egresada de la Carrera de Diseño Escenográfico y fue la primera egresada que se doctoró en Letras con especialidad en teatro mendocino y performatividad. Así es que nos homenajeó con un prólogo que hace también la diferencia. Como  menciono al final del libro en los agradecimientos, las dramaturgas trabajaron mucho para dejar los textos en un “punto caramelo” para editar en papel y dejar un libro de colección, porque como objeto el libro papel además es precioso. Fue clave la participación del corrector Gonzalo Córdoba que se empapó en esto de la escritura dramática que como dice nuestra prologuista  es “una contienda entre el papel y la escena, dos soportes inestables”.

 

¿Por qué escribir "desde el borde"?

Cuando llegó la hora de titular  los seis textos teatrales con su prólogo, empezamos a jugar con posibles títulos entre tanta dramaturga creativa. Aparecieron varias ideas y finalmente bastante desde el prólogo, desde la diversidad de la escritura, nos sentimos contenidas en la idea de borde, pues no hay una escuela, un estilo, una normativa para  escribir. Incluso algunas obras se habían escrito en el espacio y venían al papel y sobre todo no es un proyecto institucional, ni mainstrean. Se cartografía en los bordes, en la frontera creativa de cada una, no pasa por el centro, ya que se configura un canon de  multiplicidad que deja atrás las identidades duras como fueran el teatro argentino, el teatro independiente, el teatro universitario, el teatro moderno, entre otros.

 

¿Cómo atraviesa la  perspectiva de género a la obra?

La atraviesa por completo, todas sus instancias provienen de los feminismos como epistemología, estudiamos y producimos y creamos ficción siendo mujeres, nuestro abordaje, la deconstrucción y la interpelación al sistema teatral patriarcal en todos los órdenes es lo que vamos haciendo todas, cada una, en distintas dimensiones.

 

¿Cómo fue el proceso de hacerlo? ¿Cómo fue coordinarlo?

El proceso de hacer el libro fue tan fluído como fascinante, fue en pandemia, la idea había empezado allá por diciembre del 2019. Durante ese verano fuimos eligiendo los textos, leyendo; los textos se encontraron los unos con los otros.

Coordinar la edición fue primero leer con disfrute materiales que me conmovieran, que me hacían sonreir de tan bien escritos, cierto orgullo de constatar qué bien escribían nuestras dramaturgas, y constatar universos de temas de gran necesidad hoy, y a la vez genuinos por completo en la libertad formal, lingúistica, artística. Textos a su vez que ya representados me habían encantado, otros que esperaban en el papel…y la energía de todas que poco a poco se fue fascinando como digo arriba con el cuerpo que iba tomando la edición, Gracias a Gonzalo también y al prólogo y a toda una vida dedicada al teatro y la literatura en mi caso: una intersección, un punto de llegada que también era un punto de partida al sentar las bases históricas de una nueva historia del teatro mendocino que se va escribiendo en red, pero que necesita de las investigadoras, rol que con la Doctora Sarale asumimos para poner esa piedra basal. En general la historia del teatro de Mendoza se escribió como la réplica de los sistemas de Capital Federal dándoles carácter nacional. Se escribió una historia colonial pues a su vez se hablaba de los apoderamientos del teatro local, de los modelos universales.

 

¿Por qué la EDIUNC?

Como mencionaba arriba, la iniciativa fue de la Ediunc, concretamente de Juan López que creó y dirige la colección literaturas y pensó en dramaturgia. Este libro es para nosotras un gran reconocimiento, porque si bien todas hemos pasado por la Universidad de algún modo, somos mujeres del campo teatral y producimos desde el borde, pero sabemos que el prestigio de una editorial universitaria le da un aura al libro que nos gusta mucho que tenga. Es un acto de justicia para tantas colegas que nos han precedido y un regalo de todo corazón para todas las que vendrán. Estamos profundamente agradecidas.

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