Al cumplirse este año el centenario de la Reforma Universitaria de 1918 se hace necesario recuperar la memoria de aquellos hitos históricos que sedimentaron el movimiento de “alta política”, pedagógico y social surgido en la Docta Universidad de Córdoba.
La investigación que se presenta tiene como propósito central abordar la explicación histórico-pedagógica desde el paradigma de la complejidad, a partir de las categorías de continuidad, cambio y progreso. La documentación de estudio y análisis comprende las fuentes primarias, entre ellas las Constituciones de la Universidad de Córdoba, que se encuentran archivadas en la Universidad Mayor de la misma ciudad y en fuentes secundarias como los estudios realizados por Enrique Garzón y por el Dr. Fernando Martínez Paz, de quien se recibió testimonio oral en 1998, entre otros.
Esta es una investigación que surge de un recorte regional de la Historia de la Educación Argentina y que tiene como objetivo explicar (por descripción) aquellos hitos y procesos políticos por los que transitó la vida de la Docta en:
Un primer momento con el proceso iniciado en 1856-1880 cuando la Universidad se nacionalizó y con la sanción de la Ley N° 1597 (Ley Avellaneda) que le otorgaba a cada Universidad la autonomía para elaborar sus propios estatutos. Un segundo momento a partir del discurso de Capdevila y las acciones de los estudiantes desde 1917 y Un tercer momento con las intervenciones del Dr. José N. Matienzo y del Ministro de Educación de la Nación José S. Salinas y la redacción del famoso “Manifiesto Liminar” de Deodoro Roca.
I. Un primer momento: El proceso iniciado en 1856-1880 cuando la Universidad se nacionalizó y se sancionó la Ley N° 1597
La batalla de Caseros, en 1852, significó la caída del Gral. Don Juan Manuel de Rosas y con ella los inicios de la institucionalización del país con la sanción en 1853 de la Constitución Nacional.
Y aunque el país quedó dividido por los intereses federales de Buenos Aires, las provincias se alinearon en la Confederación bajo el poder presidencial del Gral. Justo J. de Urquiza (1854-1860).
Esa situación político institucional convivió con las dos únicas Universidades que existían en nuestro territorio: la Universidad de Buenos Aires (bajo la administración provincial de esa ciudad) y la Universidad de Córdoba que se nacionalizó en 1856.
A partir de ese momento, la situación de UNC se tradujo en un marcado progreso de la educación moral y científica para las provincias, con la reorganización de los planes de estudios divididos en preparatorios (Colegio Monserrat) y de filosofía, de teología y de jurisprudencia. Y desde 1858 la Universidad comenzó a regirse por la Constitución Provisoria hasta que el Congreso sancionara la que “estimara conveniente, conforme a lo previsto por la Constitución Nacional” (Martínez Paz, 1986).
Esa Carta establecía una estructura político administrativa con:
- El Claustro formado por los Doctores, Licenciados y Maestros graduados en ella. Eran los encargados de los adelantos de los estudios, la calificación del mérito para los grados, las incorporaciones de los graduados y la vigilancia de lo dispuesto entre otras cuestiones.
- El Rector era nombrado todos los años por el Claustro y estaba a cargo de la superintendencia de la Universidad.
- Las Cátedras, la provisión se realizaba cada cuatro años y por oposición, el juicio era inapelable y sin recurso (Constituciones de la Universidad Nacional de Córdoba, U.N.C, Instituto de Estudios Americanistas); para lo que se exigía el grado de Doctor o Licenciado y en algunos casos el de Maestro de Artes.
Hasta la Presidencia de Sarmiento (1868-1874) solo funcionaban: una cátedra de Filosofía, una de Matemáticas y tres de Derecho.
Para algunos pensadores como Alberdi y Amadeo Jacques, la UNC era una escuela donde se estudiaba Derecho y lo que nuestro país necesitaba eran ingenieros, geólogos y naturalistas. Esa aspiración se fue concretando durante la presidencia del presidente sanjuanino a través de la creación de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas y la organización de la Academia de Ciencias Exactas y Naturales.
La Academia, según su primer reglamento, tenía que:
- Instruir a la juventud en las Ciencias Exactas y Naturales por medio de lecciones y experimentos.
- Formar profesores que pudieran enseñar esas mismas ciencias en los Colegios de la República.
- Explorar y hacer conocer las riquezas naturales del país con el fomento de sus gabinetes, laboratorios y museos de ciencias dando a conocer las obras científicas con publicaciones en “Actas y boletín de la Academia Argentina de Ciencias Exactas”. Lo que produjeran los profesores como obras, memorias, informes etc. (Censo Escolar Nacional 1883-1884).
- Cooperar a la dedicación científica de los que quieran dedicarse al estudio de la medicina, de boticario nacional, de la agrimensura y de la ingeniería nacional.
- Sostener como infraestructura de esos estudios a los institutos científicos, entre ellos: el museo zoológico, el museo botánico, el museo mineralógico, el laboratorio químico, el gabinete de física y el laboratorio de matemáticas.
Y el Reglamento advertía que la Facultad y la Academia con existencia independiente, contribuían al progreso moral y científico. A partir de 1878, la primera integró la Universidad y la segunda se convirtió en una entidad separada.
En ese mismo año, durante la presidencia de Avellaneda (1874-1880), se creó la Facultad de Medicina y se abrieron nuevas posibilidades para los habitantes del Norte del país. Según Garzón Maceda se descentralizó el movimiento científico y con ello se contribuyó a mantener la Confederación. Y además se completó la reestructuración de la Universidad acorde a las grandes universidades europeas y norteamericanas, por lo que se sancionó el Estatuto General de la UNC que establecía:
- Los estudios divididos en las Facultades de Derecho y Ciencias sociales, Ciencias Físico-Matemáticas, Medicina y Filosofía y Humanidades.
- El Claustro quedaba integrado por los profesores efectivos, cuyas atribuciones se limitaban a la elección del Rector y Vicerrector, cada 3 años y por mayoría absoluta de los votos del claustro y al nombramiento y remoción de los catedráticos, siempre que esas decisiones fueran aprobadas por el gobierno nacional.
- El Consejo Superior estaba integrado por el Rector, los Decanos y un Delegado de cada Facultad y estaba facultado para definir los casos de apelación y solucionar los asuntos no reservados a las otras autoridades universitarias.
Al llegar a 1880, la Ley de Federalización, que convirtió a la ciudad de Buenos Aires en Capital de la República Argentina, originó otra situación administrativa porque la UNC y la UBA (provincial) quedaron bajo la autoridad del Ejecutivo Nacional y en 1883 se dictó el Estatuto Provisorio para ambas “Universidades de la Nación”
Ese documento Provisorio estructuró a las dos universidades nacionales y fue antecedente de la Ley N°1597 (Ley Avellaneda de 1885), ley marco, muy breve que establecía:
- El Rector elegido cada 4 años por la Asamblea Universitaria, constituida por los miembros de todas las facultades, que representaba a la Universidad y presidía las sesiones del Consejo Superior y de la Asamblea Universitaria.
- El Consejo Superior compuesto por el Rector, los Decanos de las Facultades y los Delegados de las mismas que resolvía sobre las cuestiones contenciosas de las Facultades, fijaba los aranceles, formulaba los proyectos de presupuesto y dictaba los reglamentos para los estudios y la disciplina general. Eran 15 miembros renovados por tercio.
- Las Facultades tenían a su cargo las cuestiones disciplinarias de sus jurisdicciones, proyectarían sus planes de estudio y otorgarían los certificados correspondientes.
- La Autonomía permitía que cada una de ellas redactara sus Propios Estatutos.
- La Autarquía se constituía al crearse el “fondo universitario”.
- La provisión de las Cátedras, según el proyecto presentado debía ser por oposición, pero quedó sancionado que serían nombrados por el Poder Ejecutivo de una terna elevada por cada Facultad y aprobada previamente por el Consejo Superior. El mismo mecanismo funcionaba para la destitución de los profesores.
A esta ley se ajustó la organización de las Universidades provinciales de Santa Fe (1889), La Plata (1890) y Tucumán (1912). Las dos últimas permitieron que los jóvenes de las provincias accedieran a estudios superiores con nuevos enfoques sobre el sentido y la función de ellos.
Los cambios legales en la UNC eran avances en la institucionalización de la Universidad Nacional pero, se desarrollaban en una sociedad caracterizada por una mentalidad conservadora, tradicionalista y religiosa que, en la década de 1880 ya había manifestado su enquistamiento al momento de abrirse la primera Escuela Normal Nacional para mujeres. También es necesario recordar que en 1893, el Estatuto fue reformado y en él se estableció que los cargos eran vitalicios; esto llevó a que la Universidad se convirtiera en un bien de familia.
II. Un segundo momento: el discurso de Capdevila y las acciones de los estudiantes en 1917
Para Luis Marcó del Pont, esa mentalidad cerrada a las nuevas ideas, a las nuevas ciencias, a las nuevas costumbres y hasta la nueva democracia dirigía la UNC pero, a partir de 1916 se produjeron los primeros choques. Era un enfrentamiento entre generaciones. Para el filósofo Alejandro Korn, la UNC estaba alejada de cualquier intento por renovar sus tendencias tradicionales, lo que impedía el arraigo de las nuevas ideas o corrientes de pensamiento.
Una de las fisuras en esa mentalidad se expresó con la conferencia sobre los incas de Arturo Capdevila, en la Biblioteca de Córdoba, en la que se expresó de manera independiente y con conceptos irreverentes para el medio, los que fueron considerados un atentado contra la religión, los ciudadanos católicos y la propia cultura.
Frente al ambiente tradicionalista, en el mes de agosto, los alumnos de Derecho publicaron la revista “Cultura” para reflejar las preocupaciones de los estudiantes de una nueva época, con nuevas ideas y orientaciones que estaban transformando el concepto de enseñanza. Fue una publicación abierta a todas las discusiones, precursora pero de vida efímera, en la que se expresaron Deodoro Roca, Raúl Orgaz, Enrique F. Barros, Carlos Astrada Ponce y Ceferino Garzón Maceda, entre otros.
Las posiciones ideológicas ya estaban delimitadas entre conservadorismo y liberalismo.
Esta situación se evidenció en el posicionamiento frente a la Primera Guerra los primeros apoyaron a Alemania o se mantuvieron neutrales y los segundos a los Aliados. Esta cuestión quedó manifestada en el mes octubre con un acto en el que se expresaron Deodoro Roca, Arturo Capdevila, Martín Gil, Enrique F. Barros, Arturo Orgaz futuras cabezas del movimiento reformista.
En ese mismo mes los estudiantes respaldaron a los obreros en huelga que solicitaban aumento del salario, las ocho horas de trabajo y el descanso semanal. Pero la participación estudiantil fue solo personal.
En cuanto a la situación de la UNC, el primer intento de las organizaciones de estudiantes de Medicina e Ingeniería, a partir de junio de 1917 apuntó a la provisión de las cátedras por concurso. Estos jóvenes se presentaron ante el Consejo Superior pidiendo la revocación de las medidas al respecto. El Centro de estudiantes de Medicina se remitió al Ministro de Instrucción Pública de la Nación y le envió un memorial sobre las deficiencias del régimen docente en la universidad y la oposición, especialmente, a la supresión del Internado en el Hospital de Clínicas (decreto del 2 de diciembre de 1917), la chispa del conflicto.
Ante esta situación el Consejo Superior se adentró en la Reforma de los Planes de estudio y de los Estatutos.
III. Un tercer momento: las intervenciones de Matienzo y Salinas. El Manifiesto Liminar de Deodoro Roca.
Al llegar a marzo de 1918 se inician los enfrentamientos entre las entidades estudiantiles y la autoridad de la UNC.
Las primeras demandas se ligaron al rechazo de la supresión del Internado del Hospital de Clínicas. Se iniciaron asambleas encabezadas por Medicina e Ingeniería los que resolvieron ir a la huelga si no se aceptaban las demandas sobre la derogación de las disposiciones que los afectaban.
Los estudiantes reclamaban por el decreto de supresión del Internado en el Hospital de Clínicas (2 de diciembre de 1917), mejoras y actualización de los planes de estudio, infraestructura para los laboratorios y las bibliotecas, asistencia libre, libertad de cátedra, cambios en el sistema de los cargos docentes y extensión universitaria.
Estos pedidos iniciaron las manifestaciones a las que se adhirió la Facultad de Derecho y comenzaron a surgir voces que proponían reformar los estatutos y renovar el régimen universitario. El 14 de marzo de 1918, se organizó el Comité Pro - Reforma presidido por Ernesto Garzón, Horacio Valdéz y Gumersindo Sayago, que decretó la huelga general universitaria por tiempo indeterminado, emplazó a los estudiantes que desempeñaban puestos en la universidad a que los abandonaran y emitió el manifiesto “A la juventud argentina”
Por su parte, el 20 de marzo, el Consejo Superior decidió "no tomar en cuenta ninguna solicitud estudiantil" mientras no se restableciera la disciplina. Y el 31 de marzo, en el Teatro Rivera Indarte se reunió la multitud estudiantil con la asistencia y los discursos de Arturo Capdevila, Horacio Valdez, Ismael Bordabehere, Gumersindo Sayago y Arturo Orgaz, entre otros. Al finalizar, se desplazaron por la ciudad bajo los sones de la Marsellesa.
Y en consecuencia, en la sesión del 2 de abril, el Consejo Superior clausuró por tiempo indeterminado la Universidad, con la prohibición del acceso al edificio.
A partir de ello, el Rector Julio Deheza y el comité Pro-reforma de los estudiantes acudieron a las autoridades nacionales. Estos últimos pedían la intervención. Por su parte, el presidente Yrigoyen recibió el 11 de abril a las dos delegaciones por separado; decretó la intervención a la UNC y designó para desempeñar esa tarea al Dr. José N. Matienzo. Ese día también quedó conformada la Federación Universitaria Argentina (FUA), presidida por Osvaldo Loudet.
El Dr. Matienzo, por decreto (7 de mayo) invitó a los profesores y alumnos a reanudar las actividades y suprimió la ordenanza que cerraba el Internado en el Hospital Clínicas. También, casi inmediatamente después de asumir, redactó e hizo aprobar el Estatuto que reemplazaría al que estaba en vigencia desde 1893 y que había dejado el gobierno en manos de cuerpos vitalicios y renovables a perpetuidad y por sí mismos. Lo que suponía el fin del tradicional círculo, “Corda Frates”, que la tenía acaparada.
El Dr. Matienzo, con el aprobado del decreto por el Poder Ejecutivo, declaró vacante los cargos de Rector, Decano, Delegados del Consejo Superior y de todos los miembros de las Academias que llevaban más de dos años en sus funciones. Y llamó a los profesores titulares y suplentes de cada Facultad a integrar la Asamblea Universitaria el 31 de mayo para proceder a elegir Decanos y Vice decanos y a integrar los Consejos Directivos.
Se pusieron en funciones los nuevos estatutos en los que los alumnos no tenían ninguna ingerencia directa o indirecta y se eligieron los decanos de las tres facultades que entonces existían (Derecho, Medicina y Ciencias Exactas).
La FUC por unanimidad resolvió respaldar la candidatura del Dr. Enrique Martínez Paz para el rectorado, porque no tenía vínculos con los antiguos círculos universitarios y era de reconocida orientación liberal.
El 15 de junio se realizó la elección del Rector; los candidatos eran Antonio Nores, Alejandro Centeno y Enrique Martínez Paz.
Al no tener ninguno la mayoría de votos se debió realizar una segunda votación en la que tampoco hubo mayoría y aunque correspondía hacer una tercera según los estatutos, los votos de Centeno fueron entregados a Nores. Y la Asamblea de Consejeros eligió rector al Dr. Antonio Nores que era el candidato de la asociación clerical "Corda Frates", congregación de caballeros católicos, muy unidos por lazos de amistad y parentesco.
Los estudiantes, irrumpieron en el salón, lo desalojaron e impidieron la consumación del acto. La situación se volvió violenta no solo por los estudiantes sino por aquellos “mercenarios del crimen” que debían detenerlos.
Ya establecido Nores como rector. Se declaró una nueva huelga y quedaron formados dos núcleos estudiantiles con opuestas aspiraciones: la Federación Universitaria presidida por Enrique Barros, y el Comité Pro Defensa encabezado por Carlos Artaza Rodríguez. Ante estos acontecimientos, estudiantes de todo el país y los obreros se plegaron a la huelga.
En todo este proceso fueron silenciados el Dr. Ramón J. Cárcano (ex gobernador, caracterizado como liberal, conservador y anticlerical) y Prosperina Paraván (estudiante de Odontología, por su condición de mujer).
A partir del 21 de junio se difundió el “Manifiesto Liminar” redactado por Deodoro Roca.
Este documento se caracteriza por la orientación pedagógica del espiritualismo ecléctico y del krausismo; era un requerimiento de cambios:
- Al régimen universitario anacrónico “fundado sobre una especie de derecho divino” por lo que se “reclama un gobierno estrictamente democrático”.
- Al concepto de autoridad ya que “los tiranos se habían ensoberbecido y era necesario borrar para siempre el recuerdo de los contrarrevolucionarios de Mayo” y porque “El concepto de autoridad que corresponde y acompaña a un director o a un maestro en un hogar de estudiantes universitarios no puede apoyarse en la fuerza de disciplinas extrañas a la sustancia misma de los estudios”.
- A la actualización científica porque “la ciencia frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático”
- A la metodología de los estudios estableciendo un posicionamiento con respecto a:
- La disciplina porque “La autoridad, en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: enseñando” y además “Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y por consiguiente infecunda”.
- El método ya que advierte que “La única actitud silenciosa, que cabe en un instituto de ciencia es la del que escucha una verdad o la del que experimenta para crearla o compararla”.
Este documento se convirtió en el programa de la FUC y fue fundamento de los movimientos reformistas posteriores.
En septiembre de 1918 con la intervención del Dr. José Salinas se estableció la República Universitaria con representantes de profesores, estudiantes y graduados, gobierno tripartito que funcionó hasta 1973, cuando se convirtió en cuatripartito como funciona hasta la actualidad.
Finalmente, con las expresiones del Dr. Fernando Martínez Paz, se puede concluir que el movimiento representa principios de política educativa democráticos ya que este fue:
- Un movimiento de “alta política” porque ningún grupo (socialistas, radicales, comunistas, liberales, independientes) de los que participó en el movimiento se puede adueñar del hecho histórico que sustentó la autonomía y el gobierno tripartito. Además se caracterizó por ser antiimperialista, antimilitarista y anticlerical
- Un “movimiento pedagógico” reclamando actualización de los planes de estudio, las bibliotecas y de la infraestructura para los laboratorios, la asistencia libre, la docencia libre, las cátedras por oposición y la extensión universitaria.
- Un “movimiento social” que buscaba desempeñar una tarea liberadora de la inteligencia para transformar el desorden capitalista y que tuvo su influencia en estudiantes y políticos de América Latina.
Fue un proceso que ejerció una honda y determinante influencia, una corriente nacida en Córdoba que concretó la creación de la FUA y que sostuvo principios democráticos que en la actualidad favorecen las tareas de la internacionalización de los estudios universitarios.