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¡Feliz día!

Las autoridades de la Facultad de Filosofía y Letras expresan un especial saludo a todos los Bibliotecarios en su día.

13 de septiembre de 2018, 10:45.

imagen ¡Feliz día!

El 13 de septiembre se celebra en Argentina el Día del Bibliotecario en conmemoración de la creación de la Biblioteca Pública de Buenos Aires (hoy Biblioteca Nacional), creada por un decreto de la Primera Junta el 13 de septiembre de 1810.

Por iniciativa de Mariano Moreno, la Junta Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata decretó el 13 de septiembre de 1810 la creación de la Biblioteca Pública de Buenos Aires. Su primera ubicación fue, durante dos años, el edificio del Cabildo.

El 16 de marzo de 1812, la Biblioteca se trasladó a una sala del edificio ubicado en la llamada “Manzana de las Luces”, en la intersección de las calles Moreno y Perú. En sus comienzos funcionó con donaciones y estuvo bajo la protección de Mariano Moreno. Sus primeros bibliotecarios fueron el doctor Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodríguez (ambos hombres de la Iglesia), a quienes sucedieron varios hombres de gran valía, como Luis Chorroarín, Manuel Moreno (hermano de Mariano Moreno), Marcos Sastre, Carlos Tejedor, José Mármol, Vicente Quesada, Manuel Trelles y José Antonio Wilde.

Personal de la Biblioteca de la FFyL

imagen Personal de la Biblioteca de la Facultad

Personal de la Biblioteca de la Facultad

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Personal de la Biblioteca de la Facultad

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Personal de la Biblioteca de la Facultad

Poema de los dones

Borges, uno de los directores más conocidos y recordados de la Biblioteca Nacional

Jorge Luis Borges, en este poema, habla de todo lo que la vida le ha dado como si fuera un don. Inicia esta descripción expresando a todos sus lectores, conocidos o cualquier otra persona, que no sientan tristeza o lloren por su ceguera ya que, aunque parezca lo contrario, él está agradecido. Vuelve a insistir en que la ceguera ha propiciado que haya sido posible. Incluso hace referencia a que, aunque él ha escrito los libros, no es capaz de leerlos desde que su ceguera lo impide.  

 

"Nadie rebaje a lágrima o reproche 

esta declaración de la maestría 

de Dios, que con magnífica ironía 

me dio a la vez los libros y la noche. 

De esta ciudad de libros hizo dueños 

a unos ojos sin luz, que sólo pueden 

leer en las bibliotecas de los sueños 

los insensatos párrafos que ceden 

las albas a su afán".

(...)

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