A tres décadas de su fallecimiento se distinguió a Borges por su trayectoria y su vigencia, tanto en el ámbito de la literatura, como en el de la filosofía, la psicología y hasta en la matemática. La Universidad reconoció, una vez más, al literato argentino que honró y honra la lengua española por la perfección de su lenguaje, el universalismo de sus ideas, su originalidad y la belleza de su poesía.
La actividad arrancó con la actuación del cuarteto masculino del Coro de Cámara de la UNCuyo, quienes interpretaron “Milonga de Jacinto Chiclana” y “Alguien le dice al tango”, del libro “Para las seis cuerdas” del autor del El Aleph.
A continuación, Gustavo Zonana, vicedecano de Filosofía y Letras expuso sobre “Borges y el vino: los microrrelatos”. Aquí subrayó que la imagen instalada de un Borges no amante del vino puede ser discutida, “una lectura más atenta de la obra borgeana exhibe que el vino en particular, el alcohol en general y el ritual social del beber asociado a ellos, aparecen con más frecuencia de la que puede esperarse”, expresó la autoridad universitaria.
A su vez, a través de un recorrido por fragmentos de la obra borgeana, Zonana explicó que se puede encontrar un Borges “que bebe y disfruta del beber y que el beber no es algo puramente marginal en su obra sino que constituye un elemento importante del factor Borges, es decir de aquello que hace de una página algo típicamente borgeano”.
Por su parte, Jaime Correas, director general de Escuelas de la Provincia charló sobre “Borges, Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Cuyo” y allí destacó la importancia que tuvo para el escritor la distinción que recibió en 1956 por ser una de las figuras de mayor proyección en la literatura contemporánea argentina y por su vasta y óptima producción literaria con un estilo originalísimo, un rigor del pensar y una revaloración idiomática infrecuentes en las mejores literaturas de cualquier época.
En tal sentido, y a través de un recorrido por distintos artículos, entrevistas y libros, Correas se refirió a este asunto y citó palabras de Borges: “Imagine yo un hombre tan injustamente premiado, todavía sigo teniendo en lugar de mis preferencias el diploma que me dieron en esa casi secreta Universidad de Cuyo, claro fue el primero”.
Para cerrar la exposición, el funcionario compartió una imagen del suplemento “Primer Plano” del diario Página 12 del domingo 25 de febrero de 1995. En la imagen se puede ver a un Borges anciano en su habitación. Entre los objetos que se encuentran sobre una de las hojas de la puerta pende un diploma sin marco, que se puede imaginar apenas atrás de un vidrio, el escudo es inconfundible, es el de la UNCuyo, con el cóndor y la inscripción del libro.
“Muchos años después de aquel doctorado de 1956, se puede entender que Borges nos seguía teniendo entre sus recuerdos más preciados al punto de conservarlo en su cuarto en su mayor intimidad, aun cuando por su ceguera no podía distinguir las letras de esa cartulina”, agregó Correas.
Fuente: Prensa de Rectorado