Hoy 16 de agosto festejamos nuestra creación. Hoy, hace 81 años, comenzó nuestra historia.
Un 21 de marzo en el año 1939 a través del decreto Nº 26.971 del Poder Ejecutivo Nacional, se concretó la fundación de la Universidad Nacional de Cuyo. El 16 de agosto del mismo año se iniciaron oficialmente los cursos con la conferencia inaugural de Ricardo Rojas.
Hace 81 años, el artículo Nº 5 del Acta Fundacional daba a conocer las Facultades e Institutos de la nueva Universidad, y en ella se decía: “FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS. A la cual corresponden los siguientes institutos y cátedras: Biblioteca, Archivo, Museo Cuyano; Filosofía, Historia, Literatura (sede Mendoza)”.
Hoy, hace 81 años, como institución formadora de profesionales en educación e investigadores en ciencias humanas y sociales, participamos activamente en la transformación de la sociedad provincial y nacional, colaborando con su bienestar, crecimiento y proyección, con el compromiso de educar en libertad y en valores.
Mediante diferentes e innumerables acciones, se ha impulsado el desarrollo de actividades a nivel nacional e internacional para compartir reflexiones, propuestas, proyectos y procesos que han permitido construir una cultura pedagógica activa, participativa, democrática, de acuerdo con la dinámica de la sociedad que la sustenta y le da razón de existir.
Consustanciados con este camino elegido, asumimos el reto institucional de innovar y transformar nuestros Planes de estudio bajo nuevos paradigmas y enfoques, como el de aprendizaje por competencias, centrado en el estudiante y el sistema de créditos para asegurar la inserción de nuestros profesionales en la sociedad actual y futura.
Asimismo, comprendimos la necesidad de actualizarnos ante la realidad áulica y en los requerimientos para los perfiles de nuestros graduados. Esto implicó rever las incumbencias profesionales para que los títulos tuvieran proyección real en el tiempo; fueran coherentes con la internacionalización, aceptando la movilidad con reconocimiento de trayectos académicos; generando propuestas dinámicas con flexibilidad curricular, apropiados a los tiempos vividos e incorporando la virtualidad y las prácticas sociales educativas como parte de la formación integral del estudiante.
Y decíamos, hace menos de un año, en proyección al futuro: “En este marco, para alcanzar el desarrollo humano y social deseado es necesario conocer y ponderar las profundas transformaciones sociales, económicas y tecnológicas que han atravesado las últimas décadas del siglo XX y el siglo XXI. Ello, nos exige tanto replantearnos la perspectiva desde la cual concebimos el modelo de sociedad a la que aspiramos, como las nuevas funciones que la educación debe desempeñar para que nadie quede excluido".
Vivimos en una sociedad que se transforma aceleradamente. El aula tiene nuevos requerimientos para el educador y el alumno de hoy no solo es el adolescente: es también el adulto, el sujeto en contextos de encierro, rurales, domiciliarios u hospitalarios. Las prácticas didáctico-pedagógicas requieren nuevas tecnologías y cambios de paradigmas. Para el profesional en humanidades o ciencias sociales, el reto es animarse a abrir el horizonte en los alcances de sus investigaciones y en la inserción de nuevos campos laborales. En este escenario, la Institución Educativa es clave para el desarrollo de las competencias y saberes necesarios para luego exigir el derecho de participar de las nuevas generaciones.”
Y el futuro nos alcanzó inesperadamente. Pero no nos sorprendió.
Reaccionamos rápidamente desde lo institucional para garantizar el derecho a la educación. Por ello asumimos una actualización compulsiva en lo tecnológico y pedagógico, iniciando un proceso, el 30 de marzo, que permitió concretar el dictado de clases, mesas de exámenes en abril, mayo y agosto, defensas de tesis doctorales, cursos de idioma, cursos de formación continua, diplomaturas, publicaciones científicas, investigaciones, sesiones plenarias del Consejo Directivo; todo sostenido con el acompañamiento activo desde lo administrativo. Solo posible por una magnifica conjunción docente, administrativa y de gestión, sostenida en el marco de la virtualidad, basado en el compromiso, la vocación, el respeto y el amor a la Institución.
Este proceso ha implicado la transformación de hábitos y de prácticas cotidianas. La Facultad se ha mudado a cada una de nuestras casas y la socialización se concreta a través de plataformas como zoom, meet o skype. Convivimos una realidad paradojal en donde el aislamiento ha puesto a prueba el rol de cada uno. Este esfuerzo nos ha transformado, y transformándonos, Filosofía y Letras cumple su misión. Vivimos un tiempo de transición y, como en toda transición tendremos que sostener las estructuras y lógicas con las que hemos vivido, pero debemos incorporar ágilmente las pautas que la nueva realidad nos plantea para responder a los requerimiento de nuestra Sociedad.
Nuestro sentido agradecimiento a toda la Comunidad de la Facultad de Filosofía y Letras, porque hoy, a los 81 años de nuestra fundación, estamos construyendo nuestro futuro entre todos.
Dr. Gustavo Zonana- Vicedecano FFyL Dr. Adolfo Cueto -Decano FFyL