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In memoriam: Enrique Díaz Araujo (1934-2021)

10 de febrero de 2021 Por: Omar Alonso Camacho
imagen In memoriam: Enrique Díaz Araujo (1934-2021)

El 4 de febrero falleció el Dr. Enrique Díaz Araujo en la ciudad de La Plata. Fue profesor e investigador de la nuestra facultad de Filosofía y Letras durante 18 años, casi la mitad de su trayectoria docente universitaria.

Enrique Díaz Araujo nació en Mendoza el 25 de abril de 1934, le faltaban unos meses para cumplir los 87 años. Descendía por parte de la madre de una de las primeras familias que llegaron a esta tierra en 1561. Siempre decía que ese origen patricio no lo hacía mejor o superior porque las personas valen por sus buenas obras, y no por los méritos de sus antepasados. Y agregaba “el llevar mucho tiempo en un suelo dado, en mi entender, sólo otorga deberes, no privilegios”.

Cursó sus estudios primarios en el colegio Don Bosco y los secundarios en el Liceo Militar “General Espejo”. En 1960 se recibió de abogado en la Universidad Nacional de La Plata, donde también cursó la carrera del profesorado de Historia. Se casó con Carmen Virginia Juan Valdés, una platense con quien tuvo seis hijos. Luego de enviudar volvió a casarse con María Delia Buisel, la compañera de los últimos años de su vida, la única persona que estuvo en la despedida. 

Radicado en Mendoza se desempeñó en la Justicia provincial. Pero su pasión era la Historia. Fue docente en las Universidades Católica Argentina, de Mendoza, y la  Nacional Cuyo. En esta última fue Profesor titular por concurso en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y, entre 1986 y su jubilación en 2004, en nuestra Facultad se desempeñó como Profesor titular en la cátedra de Historia Argentina Contemporánea. Además dictó cursos en la Universidades de Valparaíso y Santiago (Chile) y en la Autónoma de Guadalajara (México) y, luego de su jubilación, fue contratado como investigador por la Universidad Católica de La Plata.

Su cosmovisión intelectual se consolidó con el grupo que conducía el Dr. Guido Soaje Ramos en Mendoza a comienzo de la década del cincuenta; luego la fortaleció en Buenos Aires y La Plata junto a grandes figuras, en especial de Don Julio Irazusta, fundador de la Escuela Nacional de la Historia, de la que Enrique Díaz Araujo, fue su principal discípulo.  

Toda su trayectoria intelectual -como docente, historiador, ensayista y novelista-,  estuvo enmarcada por tres principios básicos: el cristocentrismo, el tradicionalismo clásico y el nacionalismo defensivo. Publicó más de ochenta libros y cientos de artículos en diarios y revistas. Todos sumamente profundos. Era, al decir del filósofo Alberto Caturelli, “erudito y penetrante”, y sus obras siempre “invitan a pensar”, como señala el profesor Mario Descotte.  Analizó los temas más significativos o polémicos de la historia nacional y provincial, sin dejar de lado el análisis de figuras claves en el pensamiento nacional y mundial. No hay espacio acá para anotar todos sus trabajos pero sí cabe destacar su producción intelectual realizada en el gabinete 210 de nuestra Facultad, entre 1986 y 2004, para lo cual acudió, entre otras fuentes, a nuestra biblioteca, uno de los más importantes  reservorios de libros de humanidades de la Argentina. Varios de estos libros fueron publicados por la Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras: Yrigoyen y la Gran Guerra, La Semana Trágica de 1919, Primera Presidencia de Hipólito Yrigoyen, Deodoro Roca. Reforma y radicalismo; Hombres olvidados de la Organización Nacional: Facundo Zuviría, Mariano Fragueiro; Bases jurídicas del descubrimiento de América;   Las Casas, visto de costado; Crítica bibliográfica sobre la leyenda negra, David Rock. Un enemigo del objeto de estudio. Nacionalismo; 1930: Conspiración y Revolución; Colón, medieval portador de Cristo; América, teoría de la independencia; Don José y los chatarreros;  Malvinas, 1982 lo que no fue; Aquello que se llamó la Argentina, Los Vargas de Mendoza, Del amor y de la Guerra; Mariano Necochea y Mayo revisado.

Así como trabajó en la Facultad todos los días, incluso en receso de verano, de la misma manera lo continuó haciendo hasta un día antes de morir. Tenía muchos proyectos en mente, algunos los pudo cumplir como juntar los artículos en los que analizaba la realidad nacional o aquella recopilación de poesías y canciones populares para sus hijos y nietos. Otros quedaron sin terminar como el libro que iba a reunir sus artículos sobre Fernando Fader.  

Murió lejos de su patria chica, pero gracias a sus hijos pudo ser enterrado en el panteón familiar en el cementerio de la Capital de Mendoza el día 6 de febrero después que su hijo Rafael oficiara una misa de cuerpo presente y un grupo reducido de familiares y amigos lo acompañara a su última morada cantando los “Regreso a cantar tonada”, “Sesenta Granaderos” y “Virgen de la Carrodilla”.  

Queda en espera la lápida que él deseaba colocar en su tumba y que debí llevar el simple epitafio: “Enrique Díaz Araujo (1934-2021): Polemista”.

 

 

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