En este marco, la coordinadora de la Ronda abre otro camino de lectura, y En esta ocasión, la conductora del espacio Ronda Lectora Literatura en Voz Alta, Lic. Ariana Gómez, nos propone una muy breve reseña de la vida de la autora: se educó según la sólida moral cristiana vigente en la época. En 1929, conoció a Jean Paul Sartre en La Sorbona, donde ambos estudiaban filosofía. Con Sartre inició un vínculo personal que se extendería al resto de su vida. Fue profesora de Filosofía hasta 1943 en escuelas de diferentes lugares de Francia, como Ruan y Marsella. Durante la Segunda Guerra Mundial, con la ocupación alemana de París, vivió en una ciudad tomada escribiendo su primera novela, “La invitada” (1943), donde explora los dilemas existencialistas de la libertad la acción y la responsabilidad individual, temas que aborda igualmente en novelas posteriores como “La sangre de los otros” (1944), “El existencialismo y la sabiduría de los pueblos” ( 1948) y “Los mandarines” (1954), novela por la que recibió el Premio Goncourt y que se considera la más importante de todas sus obras. Sus textos se destacan, además, por las tesis existencialistas y la evolución del feminismo. Merecen mencionarse, entre otros, “El segundo sexo” (1949), “Memorias de una joven formal” (1958), “Una muerte muy dulce” (1964), “Las bellas imágenes” (1966), “La mujer rota” (1967),“La vejez” (1 970), “Cuando predomina lo espiritual” (1979) o “La ceremonia del adiós” (1981).
Esta breve reseña viene a colación porque el personaje de la esposa y madre, si bien la autora decidió no tener hijos, tiene correspondencias, en algunos aspectos, con la vida de la autora. En la ficción, en esta entrega, vivimos el golpe existencial que sufre “la madre” al enterarse de que su hijo invitado a cenar, no solo no ha leído su libro, sino que también ha decidido dejar la universidad para dedicarse a una actividad más productiva, a instancias de su esposa Irene y de sus suegros. Se desenmascara, entonces, el gran rechazo de la protagonista a todo lo relacionado con su nuera, fiel exponente del mundo de los negocios y el éxito. Ella se reivindica como una universitaria, alguien que cree fervientemente en el paradigma educativo, casi de un modo dogmático, y que ha procurado que su hijo siguiera ese camino. Sin embargo, el hijo muestra desinterés y hasta repudio, y con esto abre una grieta generacional insalvable.
propone comparar la novela con un texto icónico entre las generaciones parricidas de la segunda posguerra, como es “La muerte de un viajante” de Arthur Miller. (1949).
Para la protagonista, son momentos de gran angustia existencial y de muy negativos descubrimientos, pues su esposo André, a quien ella contaba como aliado incondicional, también se muestra reticente a apoyarla, relativizando “su mundo de valores”: la universidad, la carrera académica, la docencia, la investigación, la producción de conocimiento y la cadena de legado a los hijos. Para su dolor, él se presenta benévolo con su nuera y comprensivo con su hijo, como nunca antes.
“La mujer rota”, una nueva aventura, a la que estamos invitados/as a participar de manera activa en #siempreliteratura, a través del canal de YouTube de la FFyL de la UNCuyo:
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